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TEXTOS ELECTRÓNICOS / ELECTRONIC TEXTS

Obras de Cervantes. Association for Hispanic Classical Theater, Inc.

Obras de Cervantes / Los baños de Argel / versos 567-881

Electronic text by Vern G.Williamsen and J T Abraham

LOS BAÑOS DE ARGEL, Part 3 of 9

[Vanse]. Vuelven a salir Don LOPE y VIVANCO
VIVANCO: Léele otra vez, que me admira la sencillez que contiene y el grande intento a que aspira. D. LOPE: Mira bien si alguno viene, y a esta parte te retira. El billete dice así; en toda mi vida vi razones así sencillas. ¡Éstas son tus maravillas, gran Señor! VIVANCO: Acaba, di.
Lee el billete Don LOPE
[D. LOPE]: Mi padre, que es muy rico, tuvo por cautiva a una cristiana, que me dio leche y me enseñó todo el cristianesco. Sé las cuatro oracio-nes, y leer y escribir, que ésta es mi letra. Díjome la cristiana que Lela Marién, a quien vosotros llamáis Santa María, me quería mu-cho, y que un cristiano me había de llevar a su tierra. Muchos he visto en ese baño por los agujeros desta celosía, y ninguno me ha parecido bien, sino tú. Yo soy hermosa, y tengo en mi poder muchos dineros de mi padre. Si quieres, yo te daré muchos para que te rescates, y mira tú cómo podrás llevarme a tu tierra, donde te has de casar conmigo; y, cuando no quisieres, no se me dará nada: que Lela Marién tendrá cuidado de darme marido. Con la caña me podrás responder cuando esté el baño sin gente. Envíame a decir cómo te llamas, y de qué tierra eres, y si eres casado; y no te fíes de ningún moro ni renegado. Yo me llamo Zara, y Alá te guarde. ¿Qué te parece? VIVANCO: Que el cielo se nos descubre en la tierra en este tan santo celo. D. LOPE: Sin duda, en Zara se encierra toda la bondad del suelo. VIVANCO: Quizá nos está mirando. Vuelve, y haz, de cuando en cuando, señales de agradecido. Mas, ¿en qué te has suspendido? D. LOPE: La respuesta estoy pensando. VIVANCO: ¿Pues hay más que responder, sino que harás todo cuanto fuere al caso menester?
[Sale] HAZÉN
D. LOPE: Hazén vuelve. HAZÉN: Estimo en tanto el bien que me habéis de hacer, que, hasta tenerle en mi pecho, no puedo tener sosiego.
Vuélvele el papel
D. LOPE: Amigo Hazén, ya está hecho; y, así como yo os lo entrego con gusto, os haga el provecho. VIVANCO: ¿Es verdad que ya ha llegado Cauralí? HAZÉN: Ya se ha mostrado al cabo de Metafús. D. LOPE: ¿En qué piensas? HAZÉN: Ahora, ¡sus!, yo he de ver al renegado y decirle de mí a él quién es. VIVANCO: ¿Por Yzuf dirás? HAZÉN: Por ese perro crüel digo. D. LOPE: Pues muy mal harás en tomarte, Hazén, con él. VIVANCO: Déjale; Dios le maldiga. HAZÉN: El alma se me fatiga en ver que este perro infame su sangre venda y derrame como si fuera enemiga. Dios me ayude, a Dios quedad, que jamás no me veréis, y Dios os dé libertad. VIVANCO: ¡Mirad, Hazén, lo que hacéis!
[Vase] HAZÉN
HAZÉN: ¡Dios mueve mi voluntad! VIVANCO: ¿Apostaréis que se toma, según la ira le doma, con Yzuf? D. LOPE: Ya le acabase, porque del suelo quitase este rayo de Mahoma. ¿No será bien que escribamos, por si otra vez se aparece esta estrella que miramos? VIVANCO: Así a mí me lo parece, ya, y ahora. D. LOPE: Vamos. VIVANCO: Vamos.
[Vanse]. Sale[n] Hazán BAJÁ, rey de Argel, y el CADÍ y CARAHOJA, y HAZÉN, el GUARDIÁN bají y otros MOROS de acompañamiento; suenan chirimías y grita de desembarcar
BAJÁ: ¡Bueno viene Cauralí! De alegría da gran muestra. ¿Qué dices, guardián Bají? GUARDIÁN: De su industria y de su diestra siempre estos efecto vi; es valiente, y fue guïado por un bravo renegado. BAJÁ: ¿No fue Yzuf? GUARDIÁN: Yzuf se llama, a quien pregona la fama por buen moro y buen soldado.
[Salen] CAURALÍ y YZUF
CAURALÍ: Dame tus pies, fuerte Hazán, como mi rey y señor. BAJÁ: Mis pies por jamás se dan a labios de tal valor y a tan bravo capitán. Del suelo os alzad. YZUF: A mí darás lo que a Cauralí niegas con justa razón. BAJÁ: De entrambos mis brazos son. CADÍ: Y también los del Cadí. En buen hora seas venido. CAURALÍ: En la mesma estés. CADÍ: Pues bien: ¿haos España enriquecido? Porque lo suele hacer bien con el cosario atrevido. YZUF: Mi pueblo se saqueó, y, aunque poca, en él se halló ganancia y algún cautivo. HAZÉN: ¡Oh, más que Nerón esquivo, ni al que a [S]icilia asoló! BAJÁ: Haz venir alguno dellos en mi presencia, y advierte que sean de los más bellos. CAURALÍ: Yo mesmo, por complacerte, quiero ir, señor, a traellos.
[Vase] CAURALÍ
BAJÁ: ¿Cuántos serán? YZUF: Ciento y veinte. BAJÁ: ¿Hay entre ellos buena gente para el remo? ¿Hay oficiales? YZUF: Yo creo que vienen tales, que el más ruin más te contente. CADÍ: ¿Hay muchachos? YZUF: Dos no más; pero de belleza extraña, como presto lo verás. CADÍ Hermosos los cría España. [YZUF]: Pues désto[s] te admirarás. Y son, a lo que imagino, uno y otro mi sobrino. CADÍ: Hasles hecho un gran favor. HAZÉN: ¿Que tal hiciste, traidor, alma fiera de Ezino?
Vuelve CAURALÍ con el padre [VIEJO], que trae al niño de la mano y otro chiquito en los brazos, que no ha de hablar; y vienen asimismo el SACRISTÁN, Don FERNANDO y otros dos CAUTIVOS
CAURALÍ: De aquestos dos niños creo que este honrado viejo es padre. YZUF: El mío en su rostro veo. BAJÁ: ¿Viene cautiva su madre? CAURALÍ No, señor. CADÍ: Éste no es feo. BAJÁ: Son muy chiquitos. CAURALÍ Con todo, con el tiempo me acomodo, sin que lo estorbe su Roma, dar dos pajes a Mahoma que le sirvan a su modo. [VIEJO]: ¡Cuitado! ¿Qué es lo que escucho? CADÍ: Llegad éste acá. [VIEJO]: Señor, no nos aparte; ya lucho con los brazos del temor, y venceránme, que es mucho. CAURALÍ: Éste es un desesperado, que él mismo al mar se arrojó ya después de haber zarpado, y un gancho que le eché yo le pescó como pescado. BAJÁ: ¿Pues quién le movió a tal hecho? CAURALÍ: Amor que reina en su pecho de un hijo que él se temía que en nuestra armada venía. BAJÁ: Y el muchacho, ¿qué se ha hecho? YZUF: No parece. CADÍ: ¿Cómo ansí? CAURALÍ: Debió de quedarse allá. D. FERNANDO: ¡Ay Costanza! ¿Qué es de ti? BAJÁ: ¿Qué es lo que dices? D. FERNANDO: ¡Quizá en el lugar le perdí! BAJÁ: Cordura fuera buscalle primero, y, al no hallalle, el rescate lo suplía; y fue mala granjería el perderte por ganalle. ¿Éste quién es? CAURALÍ: No sé cierto. CAUTIVO: ¿Yo, señor? Soy carpintero. HAZÉN: ¡Oh cristiano poco experto! No te sacará el dinero desta tormenta a buen puerto. El que es oficial, no espere, mientras que vida tuviere, verse libre destas manos. CAURALÍ: ¿Vendrán todos los cristianos? BAJÁ: Muestra alguno, y sea quien fuere.
[Sale] el SACRISTÁN
¿Éste es pápaz? SACRISTÁN: No soy Papa, sino un pobre sacristán que apenas tuvo una capa. CADÍ: ¿Cómo te llaman? SACRISTÁN: Tristán. BAJÁ: ¿Tu tierra? SACRISTÁN: No está en el mapa. Es mi tierra Mollorido, un lugar muy escondido allá en Castilla la Vieja. (¡Mucho este perro me aqueja! [Aparte] ¡Guarde el cielo mi sentido! BAJÁ: ¿Qué oficio tienes? SACRISTÁN: Tañer; que soy músico divino, como lo echaréis de ver. HAZÉN: O este pobre pierde el tino, o él es hombre de placer. BAJÁ: ¿Tocas flauta o chirimía, o cantas con melodía? SACRISTÁN: Como yo soy sacristán, toco el din, el don y el dan a cualquiera hora del día. CADÍ: ¿Las campanas no son esas que llamáis entre vosotros? SACRISTÁN: Sí, señor. BAJÁ: Bien lo confiesas: música para nosotros divina es la que profesas. ¿No sabrás tirar un remo? SACRISTÁN: No, mi señor, porque temo reventar: que soy quebrado. CADÍ: Irás a guardar ganado. SACRISTÁN: Soy friolego en extremo en i[n]vierno, y en verano no puedo hablar de calor. BAJÁ: Bufón es este cristiano. SACRISTÁN: ¿Yo búfalo? No, señor: antes soy pobre aldeano. En lo que yo tendré maña será en guardar una puerta o en ser pescador de caña. CADÍ: Bien tus oficios concierta; no fuérades vos de España.
[Sale] un MORO
MORO: Los jenízaros están aguardándote en palacio. BAJÁ: Vamos. ¡Adiós, capitán!, y veámonos despacio. CAURALÍ: (¡Oh, qué bien mis cosas van! [Aparte] Escapado he la cristiana; ya la fortuna me allana los caminos de mi bien.)
[Vanse] todos; quedan HAZÉN y YZUF
YZUF: Agora hablaré yo a Hazén. HAZÉN: De hablarte tengo gana. Deja ir a Cauralí, porque los cautivos lleve, y quedémonos aquí. YZUF: En tus razones sé breve, que tengo que hacer. HAZÉN: Sea ansí. Dejo aparte que no tengas ley con quien tu alma avengas, ni la de gracia ni escrita, ni en iglesia ni en mezquita a encomendarte a Dios vengas. Con todo, de tu fiereza no pudiera imaginar cosa de tanta estrañeza como es venirte a faltar la ley de naturaleza. Con sólo que la tuvieras, fácilmente conocieras la maldad que cometías cuando a pisar te ofrecías las esp[a]ñolas riberas. ¿Qué Falaris agraviado, qué Dionisio embravecido, o qué Catilina airado, contra su sangre ha querido mostrar su rigor sobrado? ¿Contra tu patria levantas la espada? ¿Contra las plantas que con tu sangre crecieron tus hoces agudas fueron? YZUF: ¡Por Dios, Hazén, que me espantas! HAZÉN: ¿No te espanta haber vendido a tu tío y tus sobrinos y a tu patria, descreído, y espántate...? YZUF: Desatinos dices, Hazén fementido. Sin duda que eres cristiano. HAZÉN: Bien dices; y aquesta mano confirmará lo que has dicho poniendo eterno entredicho. a tu proceder tirano.
Da HAZÉN de puñaladas a YZUF
YZUF: ¡Ay, que me ha muerto! ¡Mahoma, desde luego la venganza, como es tu costumbre, toma! HAZÉN: ¡Tu llevas buena esperanza a los lagos de Sodoma!
Vuelve el CADÍ
CADÍ: ¿Qué es esto? ¿Qué grito oí? HAZÉN: ¡Por Dios, que vuelve el Cadí! YZUF: ¡Ay, señor! ¡Hazén me ha muerto, y es cristiano! HAZÉN: Aqueso es cierto: cristiano soy, veisme aquí. CADÍ: ¿Por qué le mataste, perro? HAZÉN: No porque éste fue de caza de la vida le destierro, sino porque fue de raza que siempre cazó por yerro. CADÍ: ¿Eres cristiano? HAZÉN: Sí soy; y en serlo tan firme estoy, que deseo, como has visto, deshacerme y ser con Cristo, si fuese posible, hoy. ¡Buen Dios, perdona el exceso de haber faltado en la fe, pues, al cerrar del proceso, si en público te negué, en público te confieso! Bien sé que aqueste conviene que haga a aquél que te tiene ofendido como yo. CADÍ: ¿Quién jamás tal cosa vio? ¡Alto, su muerte se ordene! ¡Ponedle luego en un palo! HAZÉN: Mientras yo tuviere aquéste, con quien el alma regalo, lecho será en que me acueste, el tuyo, Sardanápalo. Dame, enemigo, esa cama, que es la que el alma más ama, puesto que al cuerpo sea dura; dámela, que a gran ventura por ella el cielo me llama.
Saca una cruz de palo HAZÉ
No le mudes la intención, buen Jesús; confirma en él su intento y mi petición, que en ser el cadí crüel consiste mi salvación. CADÍ: Caminad; llevadle aína, y empalalde en la marina. HAZÉN: Por tal palo, palio espero; y así, correré ligero. MORO: ¡Camina, perro, camina! HAZÉN: Cristianos, a morir voy, no moro, sino cristiano; que aqueste descuento doy del vivir torpe y profano en que he vivido hasta hoy. En España lo diréis a mis padres, si es que os veis fuera de aqueste destierro. CADÍ: ¡Cortad la lengua a ese perro! ¡Acabad con él! ¿Qué hacéis? Carga tú con éste, y mira si ha acabado de expirar. MORO: Paréceme que aún respira. CADÍ: Tráele a mi casa a curar. Este suceso me admira: en él se ha visto una prueba tan nueva al mundo, que es nueva aun a los ojos del sol; mas si el perro es español, no hay de qué admirarme deba.
[Vanse] todos

FIN DE LA PRIMERA JORNADA