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TEXTOS ELECTRÓNICOS / ELECTRONIC TEXTS

Obras de Cervantes. Association for Hispanic Classical Theater, Inc.

Obras de Cervantes / El rufian dichoso / parte 8ª

Electronic text by J T Abraham and Vern G.Williamsen

[Vanse]. Sale[n] fray ÁNGEL y fray ANTONIO
ANTONIO: ¿Qué trae, fray Ángel? ¿Son huevos? ÁNGEL: Hable, fray Antonio, quedo. ANTONIO: ¿Tiene miedo? ÁNGEL: Tengo miedo. ANTONIO: Déme dos de los más nuevos, de los más frescos, le digo, que me los quiero sorber así, crudos. ÁNGEL: Hay que hacer primero otra cosa, amigo. ANTONIO: Siempre acudes a mi ruego dilatando tus mercedes. ÁNGEL: Si estos huevos comer puedes, veslos aquí, no los niego.
Muéstrale dos bolas de argolla
ANTONIO: ¡Oh coristas y novicios! La mano que el bien dispensa os quite de la despensa las cerraduras y quicios; la yerba del pito os dé, que abre todas cerraduras, y veáis, estando a escuras, como el luciérnago ve; y, señores de las llaves, sin temor y sobresalto, deis un generoso asalto a las cosas más süaves; busquéis hebras de tocino, sin hacer del unto caso, y en penante y limpio vaso deis dulces sorbos de vino; de almendra morisca y pasa vuestras mangas se vean llenas, y jamás muelas ajenas a las vuestras pongan tasa; cuando en la tierra comáis pan y agua con querellas, halléis empanadas bellas cuando a la celda volváis; hágaos la paciencia escudo en cualquiera vuestro aprieto; mándeos un prior discreto, afable y no cabezudo. ÁNGEL: Deprecación bien cristiana, fray Antonio, es la que has hecho; que aspiró a nuestro provecho es cosa también bien llana. Grande miseria pasamos y a sumo estrecho venimos los que misa no decimos y los que no predicamos. [ANTONIO]: ¿Para qué son esas bolas? ÁNGEL: Yo las llevaba con fin de jugar en el jardín contigo esta tarde a solas, en las horas que nos dan de recreación. ANTONIO: ¿Y llevas argolla? ÁNGEL: Y paletas nuevas. ANTONIO: ¿Quién te las dio? ÁNGEL: Fray Beltrán. Se las envió su prima, y él me las ha dado a mí. ANTONIO: Con las paletas aquí haré dos tretas de esgrima. Precíngete como yo, y entrégame una paleta, y está advertido una treta que el padre Cruz me mostró cuando en la jácara fue águila volante y diestra. Muestra, digo; acaba, muestra. ÁNGEL:. Toma, pero yo no sé de esgrima más que un jumento. ANTONIO: Ponte de aquesta manera: vista alerta; ese pie, fuera, puesto en medio movimiento. Tírame un tajo volado a la cabeza. ¡No ansí; que ése es revés, pese a mí! ÁNGEL: ¡Soy un asno enalbardado! ANTONIO: Ésta es la brava postura que llaman puerta de hierro los jaques. ÁNGEL: ¡Notable yerro y disparada locura! ANTONIO: Doy broquel, saco el baldeo, levanto, señalo o pego, repárome en cruz, y luego tiro un tajo de voleo.
[Sale] el padre CRUZ, arrimado a un báculo y rezando en un rosario
CRUZ: Fray Antonio, basta ya; no mueran más, si es posible. ÁNGEL: ¡Qué confusión tan terrible! CRUZ: ¡Buena la postura está! No se os pueden embotar las agudezas de loco. ANTONIO: Indigesto estaba un poco, y quíseme ejercitar para hacer la digestión, que dicen que es conveniente el ejercicio vehemente. CRUZ: Vos tenéis mucha razón; mas yo os daré un ejercicio con que os haga por la posta digerir a vuestra costa la superfluidad del vicio; vaya y póngase a rezar dos horas en penitencia; y puede su reverencia, fray Ángel, ir a estudiar, y déjese de las tretas deste valiente mancebo. ANTONIO: ¿Las bolas? ÁNGEL: Aquí las llevo. ANTONIO: Toma, y lleva las paletas.
[Vanse] fray ANTONIO y fray ÁNGEL
CRUZ: De la escuridad del suelo te saqué a la luz del día, Dios queriendo, y yo querría llevarte a la luz del Cielo.
Vuelve a entrar SAQUIEL, vestido de oso. (Todo fue ansí)
SAQUIEL: Cambiador nuevo en el mundo, por tu voluntad enfermo, ¿piensas que eres en el yermo algún Macario segundo? ¿Piensas que se han de avenir bien para siempre jamás, con lo que es menos lo más, la vida con el morir, soberbia con humildad, diligencia con pereza, la torpedad con limpieza, la virtud con la maldad? Engáñaste; y es tan cierto no avenirse lo que digo, que puedes ser tú testigo desta verdad con que acierto. CRUZ: ¿Qué quieres deso inferir, enemigo Satanás? SAQUIEL: Que es locura en la que das dignísima de reír; que en el cielo ya no dan puerta a que entren de rondón, así como entró un ladrón, que entre también un rufián. CRUZ: Conmigo en balde te pones a disputar; que yo sé que, aunque te sobre en la fe, me has de sobrar tú en razones. Dime a qué fue tu venida, o vuélvete, y no hables más. SAQUIEL: Mi venida, cual verás, es a quitarte la vida. CRUZ: Si es que traes de Dios licencia, fácil te será quitalla, y más fácil a mí dalla con promptísima obediencia. Si la traes, ¿por qué no pruebas a ofenderme? Aunque recelo que no has de tocarme a un pelo, por muy mucho que te atrevas. ¿Qué bramas? ¿Quién te atormenta? Pero espérate, adversario. SAQUIEL: Es para mí de un rosario bala la más chica cuenta. Rufián, no me martirices; tuerce, hipócrita, el camino. CRUZ: Aun bien que tal vez, malino, algunas verdades dices.
Vase el demonio [SAQUIEL] bramando
Vuelve, que te desafío a ti y al infierno todo, hecho valentón al modo que plugo al gran Padre mío. ¡Oh alma!, mira quién eres, para que del bien no tuerzas; que el diablo no tiene fuerzas más de las que tú le dieres. Y, para que no rehúyas de verte con él a brazos, Dios rompe y quiebra los lazos que pasan las fuerzas tuyas.
Vuelve a [salir] fray ANTONIO con un plato de hilas y paños limpios
ANTONIO: Éntrese, padre, a curar. CRUZ: Paréceme que es locura pretender a mi mal cura. ANTONIO: ¿Es eso desesperar? CRUZ: No, por cierto, hijo mío; mas es esta enfermedad de una cierta calidad, que curarla es desvarío. Viene del cielo. ANTONIO: ¿Es posible que tan mala cosa encierra el cielo, do el bien se encierra? Téngolo por imposible. ¿Estaráse ahora holgando doña Ana, que te la dio, y estaréme en balde yo tu remedio procurando?
[Sale] fray ÁNGEL
ÁNGEL: Padre Cruz, mándeme albricias, que han elegido prïor. CRUZ: Si no te las da el Señor, de mí en vano las codicias. Mas, decidme: ¿quién salió? ÁNGEL: Salió su paternidad. CRUZ: ¿Yo, padre? ÁNGEL: Sí, en mi verdad. ANTONIO: ¿Búrlaste, fray Ángel? ÁNGEL: No. CRUZ: ¿Sobre unos hombros podridos tan pesada carga han puesto? No sé qué me diga desto. ANTONIO: Cególes Dios los sentidos: que si ellos te conocieran como yo te he conocido, tomaran otro partido, y otro prïor eligieran.