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TEXTOS ELECTRÓNICOS / ELECTRONIC TEXTS

Obras de Cervantes. Association for Hispanic Classical Theater, Inc.

Obras de Cervantes / El trato de Argel / parte 7ª

Electronic text by J T Abraham and Vern G.Williamsen

TERCERA JORNADA

Salen dos ESCLAVOS y dos MUCHACHOS moros, que les salen diciendo estas palabras, que se usan decir en Argel: "Joan, o Juan, non rescatar, non fugir. Don Juan no venir; acá morir, perro, acá morir; don Juan no venir; acá, morir"
[ESCLAVO 1]: ¡Bien decís, perros; bien decís, traidores! Que si don Juan el valeroso de Austria gozara del vital amado aliento, a sólo él, a sola su ventura, la destruición de vuestra infame tierra guardara el justo y pïadoso cielo. Mas no le mereció gozar el mundo; antes, en pena de tan graves culpas como en él se comenten, quiso el hado cortar el hilo de su dulce vida y ar[r]ebatar el alma el alto cielo. [MUCHACHO 1]: ¡Don Juan no venir; acá morir! [ESCLAVO 2]: ¡Si él acaso viniera, yo sé cierto que huyérades vosotros, gente infame! [MUCHACHO 1]: ¡Don Juan no venir; acá morir! [ESCLAVO 2]: ¡Tú morirás, y no podrás huirte del duro cativerio del infierno! [MUCHACHO 1]: ¡Don Juan no venir; acá morir! [ESCLAVO 2]: Vendrá su hermano, el ínclito Filipo, el cual, sin duda, ya venido hubiera si la cerviz indómita y erguida del luterano Flandes no ofendiese tan sin vergüenza a su real corona. [MUCHACHO 1]: [Don Juan no venir;] ¡acá morir!
[Vanse los MUCHACHOS]
[ESCLAVO 1]: Primero espero ver puestas por tierra estas flacas murallas, y este nido y cueva de ladrones abrasado, pena que justamente le es debida a sus continos y nefandos vicios. [ESCLAVO 2]: Será nunca acabar si respondemos; déjalos ya, Pe[d]r[o] Álvarez, amigo, que ellos se cansarán, y dime agora si todavía piensas de hüirte. [ESCLAVO] 1: ¡Y cómo! [ESCLAVO] 2: ¿En qué manera? [ESCLAVO] 1: ¿En qué manera? Por tierra, pues no puedo de otra suerte. [ESCLAVO] 2: ¡Dificultosa empresa, cierto, emprendes! [ESCLAVO] 1: Pues, ¿qué quieres que haga? Dime, hermano; que mis ancianos padres, que son muertos, y un hermano que tengo se ha entregado en la hacienda y bienes que dejaron, el cual es tan avaro, que, aunque sabe la esclavitud amarga que padezco, no quiere dar, para librarme della, un real de mi mismo patrimonio. Como esto considero, y veo que tengo un amo tan crüel como tú sabes, y que piensa que yo soy caballero, y que no hay modo que limosna alguna llegue a dar el dinero que él me pide, y la insufrible vida que padezco, de hambre, desnudez, cansancio y frío, determino morir antes huyendo, que vivir una vida tan mezquina. [ESCLAVO] 2: ¿Has hecho la mochila? [ESCLAVO] 1: Sí, ya tengo casi diez libras de bizcocho bueno. [ESCLAVO] 2: ¿Pues hay desde aquí a Orán sesenta l[e]g[uas] y no piensas llevar más de diez libras? [ESCLAVO] 1: No, porque tengo hecha ya una pasta de harina y huevos, y con miel mezclada, y cocida muy bien, la cual me dicen que da muy poco della gran sustento; y si esto me faltare, algunas yerbas pienso comer con sal, que también llevo. [ESCLAVO] 2: ¿Zapatos llevas? [ESCLAVO] 1: Sí, tres pares buenos. [ESCLAVO] 2: ¿Sabes bien el camino? [ESCLAVO] 1: ¡Ni por pienso! [ESCLAVO] 2: Pues, ¿cómo piensas ir? [ESCLAVO] 1: Por la marina; que agora, como es tiempo de verano, los alárabes todos a la sierra se retiran, buscando el fresco viento. [ESCLAVO] 2: ¿Llevas algunas señas por do entiendas cuál es de Orán la deseada tierra? [ESCLAVO] 1: Sí llevo, y sé que he de pasar primero dos ríos: uno del Bates nombrado, río del azafrán, que está aquí junto; otro, el de Hiqueznaque, que es más lejos. Cerca de Mostagán, y a man derecha, está una levantada y grande cuesta, que dicen que se llama el Cerro Gordo, y puesto encima della se descubre frente por frente un monte, que es la Silla, que sobre Orán levanta la cabeza. [ESCLAVO] 2: ¿Caminarás de noche? [ESCLAVO] 1: ¿Quién lo duda? [ESCLAVO] 2: ¿Por montañas, por riscos, por honduras te atreves a pasar, en las tinieblas de la cerrada noche, sin camino ni senda que te guíe adonde quieres? ¡Oh libertad, y cuánto eres amada! Amigo dulce, el cielo sancto haga salir con buen suceso tu trabajo. Dios te acompañe. [ESCLAVO] 1: Y él vaya contigo.
[Vanse los dos ESCLAVOS, y salen] AURELIO y SILVIA
[AURELIO]: Dádome ha la Fortuna por descuento de todo mi trabajo, Silvia mía, la gloria de mirarte y el contento. Mi pena será vuelta en alegría de hoy más, pues que te veo, Silvia amada, y mi cerrada noche en claro día. SILVIA: Yo soy, mi bien, la bien afortunada, pues que torno a gozar de tu presencia, de lo que estaba ya desconfiada. AURELIO: ¿Cómo os ha ido, esposa, en esta ausencia, en poder desta gente que no alcanza razón, virtud, valor, almas, conciencia? SILVIA: Como he tenido y tengo la esperanza puesta en el Hacedor de tierra y cielo con cristiana y segura confianza, por su bondad, aun tengo el casto velo guardado, y con su ayuda sancta espero no tener de mancharle algún recelo. AURELIO: Sabrás, esposa dulce, que el artero y vengativo Amor ha salteado con áspero rigor, airado y fiero, el pecho de mi ama, y le ha llagado de una llaga incurable, pues le tiene deste pecho, que es tuyo, enamorado, y a doquiera que voy comigo viene; y, según que la mora me declara, con el solo mirarme se entretiene. SILVIA: Todo ese cuento ya me ha dicho Zahara, y me ha pedido que yo a ti te pida no quieras desdeñarla así a la clar[a]. También no pasa menos triste vida Yzuf, nuestro amo, que también me adora, con fe que, a lo que creo, no es fingida. AURELIO: ¡Oh pobre moro! SILVIA: ¡Oh desdichada mora! AURELIO: ¡Cómo enviáis en vano al vano viento vuestros vanos suspiros de hora en hora! También me ha dicho Yzuf todo su inte[nto] y me ha rogado que yo a vos os ruegue algún alivio deis a su tormento. Mas antes con airada furia llegue una saeta que me pase el pecho, y esta alma de las carnes se despegu[e], que tan a costa mía su provecho y tan en daño vuestro procurase, aunque él quede de mí mal satisfe[cho]. SILVIA: Si en este caso, Aurelio, nos bastase mostrar a éstos voluntad trocada, sin que el daño adelante más pasase, tendríalo por cosa yo acertada, porque deste fingir se granjearía el no estorbarnos nuestra vista amada. Dirás a Zahara que por causa mía no te muestras tan áspero, y yo al moro diré que mucho puede tu porfía; y, guardando los dos este decoro con discreción podremos fácilmente aplacar con el vernos nuestro lloro. AURELIO: El parecer que has dado es excelente, y haráse cual lo ordenas, y entre tan[to], quizá se aplacará el hado inclemente. Yo escribiré a mi padre en el quebranto en que estamos los dos; tú, Silvia, puedes escribir a los tuyos otro tanto. Y, porque a veces tienen las paredes, según se dice, oídos, Silvia mía, agradeciendo al cielo estas mercedes, pasemos esta plática a otro día.
Sale[n] la OCASIÓN y la NECESIDAD
OCASIÓN: Necesidad, fïel ejecutora de cualquiera delicto que te ofrece la pública ocasión o la secreta, ya ves cuán apremiadas y forzadas del Herebo infernal habemos sido, para venir a combatir la roca del pecho encastillado de un cristiano, que está rebelde y muestra que no teme del niño y ciego dios la grande fuerza. Es menester que tú le solicites y te le muestres, siempre a todas horas, en el comer, y en el vestir y en todas las cosas que pensare o pretendiere. Yo, por mi parte, de contino pienso ponérme[le] delante y la melena de mis pocos cabellos ofrecerle, y detenerme un rato, porque pueda asirme della, cosa poco usada de mi ligera condición y presta. NECESIDAD: Bien puedes, Ocasión, estar segura que yo haré por mi parte maravillas si tu favor y ayuda no me falta. Pero ves, aquí viene el indomable; aprecíbete, hermana, y derribemos la vana presunción deste cristiano.
Sale AURELIO
[AURELIO]: ¿Que no ha de ser posible, pobre Aurelio, el defenderte desta mora infame, que por tantos caminos te persigue? Sí será, sí, si no me niega el cielo el favor que hasta aquí no me ha negado. De mil astucias usa y de mil mañas para traerme a su lascivo intento: ya me regala, ya me vitupera, ya me da de comer en abundancia, ya me mata de hambre y de miseria. [NECESIDAD]: Grande es, por cierto, Aurelio, la que tienes. [AURELIO]: Grande necesidad, cierto, padezco. NECESIDAD: Rotos traes los zapatos y vestido. AURELIO: Zapatos y vestidos tengo rotos. NECESIDAD: En un pellejo duermes, y en el suelo. AURELIO: En el suelo me acuesto en un pellejo. NECESIDAD: Corta traes la camisa, sucia y rota. AURELIO: Sucia, corta camisa y rota traigo. OCASIÓN: Pues yo sé, si quisieses, que hallarías ocasión de salir dese trabajo. AURELIO: Pues yo sé, si quisiese, que podría salir desta miseria a poca costa. OCASIÓN: Con no más de querer a tu ama Zahara, o con dar muestras sólo de quererla. AURELIO: Con no más de querer bien a mi ama, o fingir que la quiero, me bastaba. Mas, ¿quién podrá fingir lo que no quiere? NECESIDAD: Necesidad te fuerza a que lo hagas. AURELIO: Necesidad me fuerza a que lo haga. OCASIÓN: ¡Oh, cuán rica que es Zahara y cuán hermosa! AURELIO: ¡Cuán hermosa y cuán rica que es mi ama! NECESIDAD: Y liberal, que hace mucho al caso, que te dará a montón lo que quisieres. AURELIO: Y, siendo liberal y enamorada, daráme todo cuanto le pidiere. OCASIÓN: Extraña es la ocasión que se te ofrece. AURELIO: Extraña es la ocasión que se me ofrece, mas no podrá torcer mi hidalga sangre de lo que es justo y a sí misma debe. OCASIÓN: ¿Quién tiene de saber lo que tú haces? Y un pecado secreto, aunque sea grave, cerca tiene el remedio y la disculpa.