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TEXTOS ELECTRÓNICOS / ELECTRONIC TEXTS

Obras de Cervantes. Association for Hispanic Classical Theater, Inc.

Obras de Cervantes / El viejo celoso/ parte 2ª

Electronic text by J T Abraham and Vern G.Williamsen

 

[Sale] ORTIGOSA, y trae un guadamecí, y en las pieles de las cuatro esquinas han de venir pintados Rodamonte, Mandricardo, Rugero y Gradaso, y Rodamante venga pintado como arrebozado

ORTIGOSA

Señor mío de mi alma, movida e incitada de la buena fama de vuestra merced, de su gran caridad y de sus muchas limosnas, me he atrevido de venir a suplicar a vuestra merced me haga tanta merced, caridad y limosna y buena obra de comprarme este guadamecí, porque tengo un hijo preso por unas heridas que dio a un tundidor, y ha mandado la justicia que declare el cirujano, y no tengo con qué pagalle, y corre peligro no le echen otros embargos, que podrían ser muchos, a causa que es muy travieso mi hijo; y querría echarle hoy o mañana, si fuese posible, de la cárcel. La obra es buena, el guadamecí nuevo, y, con todo eso, le daré por lo que vuestra merced quisiere darme por él, que en más está la monta, y como esas cosas he perdido yo en esta vida. Tenga vuestra merced desa punta, señora mía, y mire cómo es bueno de caída y las pinturas de los cuadros parece que están vivas.

Al alzar y mostrar el guadamecí, entra por detrás de él un GALÁN, y como CAÑIZARES ve los retratos dice

CAÑIZARES

¡Oh, qué lindo Rodamonte! ¿Y qué quiere el señor rebozadito en mi casa? Aun si supiese que tan amigo soy yo destas cosas y, destos rebocitos, espantarse ía.

CRISTINA

Señor tío, yo no sé nada de rebozados; y si él ha entrado en casa, la señora Ortigosa tiene la culpa; que a mí, el diablo me lleve si dije ni hice nada para que él entrase; no, en mi conciencia, aun el diablo sería si mi señor tío me echase a mí la culpa de su entrada.

CAÑIZARES

Ya yo lo veo, sobrina, que la señora Ortigosa tiene la culpa; pero no hay de qué maravillarme, porque ella no sabe mi condición, ni cuán enemigo soy de aquestas pinturas.

LORENZA

Por las pinturas lo dice, Cristinica, y no por otra cosa.

CRISTINA

Pues por ésas digo yo. ¡Ay, Dios sea conmigo! Vuelto se me ha el ánima al cuerpo, que ya andaba por los aires.

LORENZA

Quemado vea yo ese pico de once varas; en fin, quien con muchachos se acuesta, etc.

CRISTINA

¡Ay, desgraciada, y en qué peligro pudiera haber puesto toda esta baraja!

CAÑIZARES

Señora Ortigosa, yo no soy amigo de figuras rebozadas ni por rebozar; tome este doblón, con el cual podrá remediar su necesidad, y váyase de mi casa lo más presto que pudiere, y ha de ser luego, y llévese su guadamecí.

ORTIGOSA

Viva vuestra merced más años que Matute el de Jerusalén, en vida de mi señora doña.. no sé cómo se llama, a quien suplico me mande, que la serviré de noche y de día, con la vida y con el alma, que la debe de tener ella como la de una tortolica simple.

CAÑIZARES

Señora Ortigosa, abrevie y váyase, y no se esté agora juzgando almas ajenas.

ORTIGOSA

Si vuestra merced hubiere menester algún pegadillo para la madre, téngolos milagrosos, y si para mal de muelas, sé unas palabras que quitan el dolor como con la mano.

CAÑIZARES

Abrevie, señora Ortigosa; que doña Lorenza, ni tiene madre, ni dolor de muelas; que todas las tiene sanas y enteras, que en su vida se ha sacado muela alguna.

ORTIGOSA

Ella se las sacará, placiendo al cielo, porque le dará muchos años de vida; y la vejez es la total destruición de la dentadura.

CAÑIZARES

¡Aquí de Dios! ¿Que no será posible que me deje esta vecina? ¡Ortigosa, o diablo, o vecina, o lo que eres, vete con Dios y déjame en mi casa!

ORTIGOSA

Justa es la demanda, y vuestra merced no se enoje, que ya me voy.

Vase ORTIGOSA

CAÑIZARES

¡Oh, vecinas, vecinas! Escaldado quedo aun de las buenas palabras desta vecina, por haber salido por boca de vecina.

LORENZA

Digo que tenéis condición de bárbaro y de salvaje; y ¿qué ha dicho esta vecina para que quedéis con la ojeriza contra ella? Todas vuestras buenas obras las hacéis en pecado mortal. Dístesle dos docenas de reales, acompañados con otras dos docenas de injurias, boca de lobo, lengua de escorpión y silo de malicias.

CAÑIZARES

No, no, a mal viento va esta parva; no me parece bien que volváis tanto por vuestra vecina.

CRISTINA

Señora tía, éntrese allá dentro y desenójese, y deje a tío, que parece que está enojado.

LORENZA

Así lo haré, sobrina; y aun quizá no me verá la cara en estas dos horas; y a fe que yo se la dé a beber, por más que la rehuse.

Éntrase doña LORENZA

CRISTINA

Tío, ¿no ve cómo ha cerrado de golpe? Y creo que va a buscar una tranca para asegurar la puerta.

Doña LORENZA, por dentro

LORENZA

¿Cristinica? ¿Cristinica?

CRISTINA

¿Qué quiere, tía?

LORENZA

¡Si supieses qué galán me ha deparado la buena suerte! Mozo, bien dispuesto, pelinegro y que le huele la boca a mil azahares.

CRISTINA

¡Jesús, y qué locuras y qué niñerías! ¿Está loca, tía?

LORENZA

No estoy sino en todo mi juicio; y en verdad que, si le vieses, que se te alegrase el alma.

CRISTINA

¡Jesús, y qué locuras y qué niñerías! Ríñala, tío, porque no se atreva, ni aun burlando, a decir deshonestidades.

CAÑIZARES

¿Bobeas, Lorenza? Pues a fe que no estoy yo de gracia para sufrir esas burlas.

LORENZA

Que no son sino veras, y tan veras que en este género no pueden ser mayores.

CRISTINA

¡Jesús, y qué locuras y qué niñerías! Y dígame, tía, ¿está ahí también mi frailecito?

LORENZA

No, sobrina; pero otra vez vendrá, si quiere Ortigosa la vecina.

CAÑIZARES

Lorenza, di lo que quisieres, pero no tomes en tu boca el nombre de vecina, que me tiemblan las carnes en oírle.

LORENZA

También me tiemblan a mí por amor de la vecina.

CRISTINA

¡Jesús, y qué locuras y qué niñerías!

LORENZA

Ahora echo de ver quién eres, viejo maldito, que hasta aquí he vivido engañada contigo.

CRISTINA

Ríñala, tío, ríñala, tío; que se desvergüenza mucho.

LORENZA

Lavar quiero a un galán las pocas barbas que tiene con una bacía llena de agua de ángeles, porque su cara es como la de un ángel pintado.

CRISTINA

¡Jesús, y qué locuras y qué niñerías! Despedácela, tío.

CAÑIZARES

No la despedazaré yo a ella, sino a la puerta que la encubre.

LORENZA

No hay para qué, véla aquí abierta; entre, y verá como es verdad cuanto le he dicho.

CAÑIZARES

Aunque sé que te burlas, sí entraré para desenojarte.

Al entrar CAÑIZARES, danle con una bacía de agua en los ojos; él vase a limpiar; acuden sobre él CRISTINA y doña LORENZA, y en este ínterin sale el galán y vase

CAÑIZARES

¡Por Dios, que por poco me cegaras, Lorenza! Al diablo se dan las burlas que se arremeten a los ojos.

LORENZA

¡Mirad con quién me casó mi suerte, sino con el hombre más malicioso del mundo! ¡Mirad cómo dio crédito a mis mentiras, por su..., fundadas en materias de celos, que menoscabada y asendereada sea mi ventura! Pagad vosotros, cabellos, las deudas deste viejo; llorad vosotros, ojos, las culpas deste maldito; mirad en lo que tiene mi honra y mi crédito, pues de las sospechas hace certezas, de las mentiras verdades, de las burlas veras y de los entretenimientos maldiciones. ¡Ay, que se me arranca el alma!

CRISTINA

Tía, no dé tantas voces, que se juntará la vecindad.

De dentro

ALGUACIL

¡Abran esas puertas! Abran luego; si no, echarélas en el suelo.

LORENZA

Abre, Cristinica, y sepa todo el mundo mi inocencia y la maldad deste viejo.

CAÑIZARES

¡Vive Dios, que creí que te burlabas, Lorenza! ¡Calla!

[Salen] el ALGUACIL, y los MÚSICOS, y el BAILARÍN, y ORTIGOSA

ALGUACIL

¿Qué es esto? ¿Qué pendencia es ésta? ¿Quién daba aquí voces?

CAÑIZARES

Señor, no es nada; pendencias son entre marido y mujer, que luego se pasan.

M´USICO

¡Por Dios, que estábamos mis compañeros y yo, que somos músicos, aquí pared y medio, en un desposorio, y a las voces hemos acudido, con no pequeño sobresalto, pensando que era otra cosa!

ORTIGOSA

Y yo también, en mi ánima pecadora.

CAÑIZARES

Pues en verdad, señora Ortigosa, que si no fuera por ella, que no hubiera sucedido nada de lo sucedido.

ORTIGOSA

Mis pecados lo habrán hecho; que soy tan desdichada que, sin saber por dónde ni por dónde no, se me echan a mí las culpas que otros cometen.

CAÑIZARES

Señores, vuestras mercedes todos se vuelvan norabuena, que yo le agradezco su buen deseo; que ya yo y mi esposa quedamos en paz.

LORENZA

Sí quedaré, como le pida primero perdón a la vecina, si alguna cosa mala pensó contra ella.

CAÑIZARES

Si a todas las vecinas de quien yo pienso mal hubiese de pedir perdón, sería nunca acabar; pero, con todo eso, yo se le pido a la señora Ortigosa.

ORTIGOSA

Y yo lo otorgo para aquí y para delante de Pero García.

MÚSICO

Pues, en verdad, que no habemos de haber venido en balde. Toquen mis compañeros, y baile el bailarín, y regocíjense las paces con esta canción.

CAÑIZARES

Señores, no quiero música. Yo la doy por recibida.

MÚSICO

Pues aunque no la quiera.

[Cantan]

"El agua de por San Juan quita vino y no da pan. Las riñas de por San Juan todo el año paz nos dan. Llover el trigo en las eras, las viñas estando en cierne, no hay labrador que gobierne bien sus cubas y paneras; mas las riñas más de veras, si suceden por San Juan, todo el año paz nos dan."

Baila

"Por la canícula ardiente está la cólera a punto; pero, pasando aquel punto, menos activa se siente. Y así, el que dice no miente, que las riñas por San Juan todo el año paz nos dan. Las riñas de los casados como aquésta siempre sean, para que después se vean sin pensar, regocijados. Sol que sale tras nublados es contento tras afán. Las riñas de por San Juan todo el año paz nos dan."

CAÑIZARES

Porque vean vuesas mercedes las revueltas y vueltas en que me ha puesto una vecina, y si tengo razón de estar mal con las vecinas...

LORENZA

Aunque mi esposo está mal con las vecinas, yo beso a vuestras mercedes las manos, señoras vecinas.

CRISTINA

Y yo también; mas si mi vecina me hubiera traído mi frailecico, yo la tuviera por mejor vecina; y adiós, señoras vecinas.

FIN DEL ENTREMÉS