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TEXTOS ELECTRÓNICOS / ELECTRONIC TEXTS

OBRAS COMPLETAS de Miguel de Cervantes. Ediciones publicadas por Rudolph Schevill y Adolfo Bonilla. Madrid: Gráficas Reunidas, 1914-1944

NOVELAS EJEMPLARES/Tomo II/El Zeloso estremeño

NOVELA del Zeloso estremeño.

No ha muchos años que de vn lugar de Es-
tremadura salio vn hidalgo nacido de padres
nobles, el qual, como vn otro prodigo, por di-
uersas partes de España, Italia y Flandes an-
duuo gastando, assi los años, como la hazienda,      5
y al fin de muchas peregrinaciones, muertos
ya sus padres y gastado su patrimonio, vino a
parar a la gran ciudad de Seuilla, donde halló
ocasion muy bastante para acabar de consumir
lo poco que le quedaua. Viendose, pues, tan      10
falto de dineros y aun no con muchos amigos,
se acogio al remedio a que otros muchos per-
didos en aquella ciudad se acogen, que es el
passarse a las Indias, refugio y amparo de los
desesperados de España, yglesia de los alça-      15
dos, saluoconduto de los homicidas, pala y
cubierta de los jugadores, a quien llaman cier-
tos los peritos en el arte, añagaza general de
mugeres libres, engaño comun de muchos y re-
medio particular de pocos.      20
En fin, llegado el tiempo en que vna flota se
partia para Tierrafirme, acomodandose con
el almirante della, aderezó su matalotage y su
mortaja de esparto, y embarcandose en Cadiz,

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NOVELAS EXEMPLARES
echando la bendicion a España, çarpó la flota,
y con general alegria dieron las velas al viento,
que blando y prospero soplaua, el qual en pocas
horas les encubrio la tierra y les descubrio las
anchas y espaciosas llanuras del gran padre de      5
las aguas, el mar Occeano.
Yua nuestro passagero pensatiuo, reboluien-
do en su memoria los muchos y diuersos peli-
gros que en los años de su peregrinacion auia
passado, y el mal gouierno que en todo el dis-      10
curso de su vida auia tenido, y sacaua de la
cuenta que a si mismo se yua tomando, vna
firme resolucion de mudar manera de vida y
de tener otro estilo en guardar la hazienda que
Dios fuesse seruido de darle, y de proceder con      15
mas recato que hasta alli con las mugeres.
La flota estaua como en calma, quando pas-
saua consigo esta tormenta Felipo de Carri-
zales, que este es el nombre del que ha dado
materia a nuestra nouela. Tornó a soplar el      20
viento, impeliendo con tanta fuerça los nauios,
que no dexó a nadie en sus assientos, y assi le
fue forçoso a Carrizales dexar sus imaginacio-
nes y dexarse lleuar de solos los cuydados que
el viage le ofrecia, el qual viage fue tan pros-      25
pero, que, sin recebir algun reues ni contraste,
llegaron al puerto de Cartagena. Y por con-
cluyr con todo lo que no haze a nuestro propo-
sito, digo que la edad que tenia Filipo quan-

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NOVELAS EXEMPLARES
do passó a las Indias, seria de quarenta y ocho
años, y en veynte que en ellas estuuo, ayudado
de su industria y diligencia, alcançó a tener mas
de ciento y cinquenta mil pesos ensayados.
Viendose, pues, rico y prospero, tocado del      5
natural desseo que todos tienen de boluer a su
patria, pospuestos grandes interesses que se le
ofrecian, dexando el Piru, donde auia grangea-
do tanta hazienda, trayendola toda en barras
de oro y plata, y registrada, por quitar incon-      10
uenientes, se boluio a España, desembarcó
en Sanlucar, llegó a Seuilla tan lleno de años
como de riquezas, sacó sus partidas sin çoço-
bras, buscó sus amigos, hallolos todos muertos,
quiso partirse a su tierra, aunque ya auia teni-      15
do nueuas que ningun pariente le auia dexado
la muerte. Y si quando yua a Indias pobre y
menesteroso, le yuan combatiendo muchos pen-
samientos, sin dexarle sossegar vn punto en
mitad de las ondas del mar, no menos aora, en      20
el sossiego de la tierra, le combatian, aunque
por diferente causa, que si entonces no dormia
por pobre, aora no podia sossegar de rico, que
tan pesada carga es la riqueza al que no esta
vsado de tenerla ni sabe vsar della, como lo es la      25
pobreza al que continuo la tiene. Cuydados
acarrea el oro y cuydados la falta del; pero los
vnos se remedian con alcançar alguna mediana
cantidad, y los otros se aumentan mientras mas
parte se alcançan.      30

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NOVELAS EXEMPLARES
Contemplaua Carrizales en sus barras, no por
miserable, porque, en algunos años que fue sol-
dado, aprendio a ser liberal, sino en lo que auia
de hazer dellas, a causa que tenerlas en ser, era
cosa infrutuosa, y tenerlas en casa, cebo para      5
los codiciosos y despertador para los ladrones.
Auiase muerto en el la gana de boluer al in-
quieto trato de las mercancias, y pareciale que,
conforme a los años que tenia, le sobrauan
dineros para passar la vida, y quisiera passarla      10
en su tierra y dar en ella su hazienda a tributo,
passando en ella los años de su vejez en quie-
tud y sossiego, dando a Dios lo que podia, pues
auia dado al mundo mas de lo que deuia. Por
otra parte, consideraua que la estrecheza de su      15
patria era mucha, y la gente muy pobre, y que
el yrse a viuir a ella era ponerse por blanco de
todas las importunidades que los pobres suelen
dar al rico que tienen por vezino, y mas quan-
do no ay otro en el lugar a quien acudir con      20
sus miserias. Quisiera tener a quien dexar sus
bienes despues de sus dias, y con este desseo
tomaua el pulso a su fortaleza, y pareciale que
aun podia lleuar la carga del matrimonio, y en
viniendole este pensamiento, le sobresaltaua vn      25
tan gran miedo, que assi se le desbarataua y
deshazia, como haze a la niebla el viento, por-
que de su natural condicion era el mas zeloso
hombre del mundo, aun sin estar casado, pues
con solo la imaginacion de serlo, le comença-      30
uan a ofender los zelos, a fatigar las sospechas

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NOVELAS EXEMPLARES
y a sobresaltar las imaginaciones, y esto con
tanta eficacia y vehemencia, que de todo en
todo propuso de no casarse.
Y estando resuelto en esto, y no lo estando
en lo que auia de hazer de su vida, quiso su      5
suerte que, passando vn dia por vna calle, al
çasse los ojos y viesse a vna ventana puesta
vna donzella, al parecer de edad de treze a ca-
torze años, de tan agradable rostro y tan her-
mosa, que, sin ser poderoso para defender-      10
se, el buen viejo Carrizales rindio la flaqueza
de sus muchos años a los pocos de Leonora.
que assi era el nombre de la hermosa donzella.
Y luego, sin mas detenerse, començo a hazer
vn gran monton de discursos, y, hablando con-      15
sigo mismo, dezia:
"Esta muchacha es hermosa, y, a lo que
muestra la presencia desta casa, no deue de ser
rica; ella es niña, sus pocos años pueden asse-
gurar mis sospechas; casarme he con ella, en-      20
cerrarela, y harela a mis mañas, y con esto no
tendra otra condicion que aquella que yo le en-
señare. Y no soy tan viejo que pueda perder la
esperança de tener hijos que me hereden. De
que tenga dote o no, no ay para que hazer caso,      25
pues el cielo me dio para todos, y los ricos no
han de buscar en sus matrimonios hazienda,
sino gusto, que el gusto alarga la vida, y los
disgustos entre los casados la acortan. Alto
pues; echada esta la suerte, y esta es la que el      30
cielo quiere que yo tenga."

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NOVELAS EXEMPLARES
Y assi hecho este soliloquio, no vna vez, sino
ciento, al cabo de algunos dias habló con los
padres de Leonora, y supo como, aunque po-
bres, eran nobles, y dandoles cuenta de su in-
tencion y de la calidad de su persona y hazien-      5
da, les rogo le diessen por muger a su hija. Ellos
le pidieron tiempo para informarse de lo que
dezia, y que el tambien le tendria para enterar-
se ser verdad lo que de su nobleza le auian
dicho. Despidieronse, informaronse las partes, y      10
hallaron ser ansi lo que entrambos dixeron,
y, finalmente, Leonora quedó por esposa de
Carrizales, auiendola dotado primero en veynte
mil ducados; tal estaua de abrasado el pecho
del zeloso viejo. El qual, apenas dio el si de es-      15
poso, quando de golpe le embistio vn tropel de
rabiosos zelos, y començo sin causa alguna a
temblar y a tener mayores cuydados que jamas
auia tenido. Y la primera muestra que dio de
su condicion zelosa, fue no querer que sastre      20
alguno tomasse la medida a su esposa de los
muchos vestidos que pensaua hazerle, y assi
anduuo mirando qual otra muger tendria poco
mas a menos el talle y cuerpo de Leonora, y
halló vna pobre, a cuya medida hizo hazer vna      25
ropa, y prouandosela su esposa, halló que le
venia bien, y por aquella medida hizo los de-
mas vestidos, que fueron tantos y tan ricos, que
los padres de la desposada se tuuieron por mas

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NOVELAS EXEMPLARES
que dichosos en auer acertado con tan buen
yerno, para remedio suyo y de su hija.
La niña estaua assombrada de ver tantas ga-
las, a causa que, las que ella en su vida se auia
puesto, no passauan de vna saya de raja, y vna      5
ropilla de tafetan. La segunda señal que dio Fi-
lipo fue no querer juntarse con su esposa,
hasta tenerla puesta casa aparte, la qual ade-
reçó en esta forma: compró vna en doze mil
ducados en vn barrrio principal de la ciudad,      10
que tenia agua de pie y jardin con muchos na-
ranjos; cerro todas las ventanas que mirauan
a la calle, y dioles vista al cielo, y lo mismo
hizo de todas las otras de casa. En el portal de
la calle, que en Seuilla llaman casapuerta, hizo      15
vna caualleriza para vna mula, y enzima della
vn pajar y apartamiento, donde estuuiesse el
que auia de curar della, que fue vn negro viejo
y eunuco; leuantó las paredes de las açuteas,
de tal manera, que, el que entraua en la casa,      20
auia de mirar al cielo por linea recta, sin que pu-
diessen ver otra cosa. Hizo torno, que de la
casapuerta respondia al patio. Compró vn rico
menaje para adornar la casa, de modo que, por
tapizerias, estrados y doseles ricos, mostraua ser      25
de vn gran señor. Compró assimismo quatro
esclauas blancas y herrolas en el rostro, y otras
negras bozales. Concertose con vn despen-
sero, que le truxesse y comprasse de comer,
con condicion que no durmiesse en casa, ni en-      30

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NOVELAS EXEMPLARES
trasse en ella, sino hasta el torno, por el qual
auia de dar lo que truxesse. Hecho esto, dio
parte de su hazienda a censo, situada en diuer-
sas y buenas partes; otra puso en el vanco, y
quedose con alguna, para lo que se le ofrecies-      5
se. Hizo assimismo llaue maestra para toda la
casa, y encerro en ella todo lo que suele com-
prarse en junto y en sus sazones, para la pro-
uision de todo el año; y teniendolo todo assi
aderezado y compuesto, se fue a casa de sus      10
suegros y pidio a su muger, que se la entrega-
ron, no con pocas lagrimas, porque les parecio
que la lleuauan a la sepultura.
La tierna Leonora aun no sabia lo que la
auia acontecido, y assi, llorando con sus pa-      15
dres, les pidio su bendicion, y, despidiendose
dellos, rodeada de sus esclauas y criadas, assi-
da de la mano de su marido, se vino a su casa,
y, en entrando en ella, les hizo Carrizales vn ser-
mon a todas, encargandoles la guarda de Leo-      20
nora, y que por ninguna via, ni en ningun modo,
dexassen entrar a nadie de la segunda puerta
adentro, aunque fuesse al negro eunuco. Y a
quien mas encargó la guarda y regalo de Leo-
nora, fue a vna dueña de mucha prudencia y      25
grauedad que recibio, como para aya de Leo-
nora y para que fuesse superintendente de todo
lo que en la casa se hiziesse, y para que man-
dasse a las esclauas, y a otras dos donzellas de
la misma edad de Leonora, que para que se      30
entretuuiesse con las de sus mismos años assi-

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NOVELAS EXEMPLARES
mismo auia recebido. Prometioles que las trata-
ria y regalaria a todas de manera que no sin-
tiessen su encerramiento, y que los dias de fies-
ta todos, sin faltar ninguno. yrian a oyr missa,
pero tan de mañana, que apenas tuuiesse la luz      5
lugar de verlas.
Prometieronle las criadas y esclauas de hazer
todo aquello que les mandaua, sin pesadum-
bre, con prompta voluntad y buen animo. Y la
nueua esposa, encogiendo los ombros, baxó la      10
cabeça, y dixo que ella no tenia otra voluntad
que la de su esposo y señor, a quien estaua
siempre obediente. Hecha esta preuencion, y
recogido el buen estremeño en su casa, comen-
ço a gozar como pudo los frutos del matrimo-      15
nio, los quales a Leonora, como no tenia expe-
riencia de otros, ni eran gustosos, ni desabri-
dos; y assi passaua el tiempo con su dueña,
donzellas y esclauas, y ellas, por passarle mejor,
dieron en ser golosas y pocos dias se passauan      20
sin hazer mil cosas, a quien la miel y el
açucar hazen sabrosas. Sobrauales para esto en
grande abundancia lo que auian menester, y no
menos sobraua en su amo la voluntad de darse-
lo, pareciendole que con ello las tenia entreteni-      25
das y ocupadas, sin tener lugar donde ponerse
a pensar en su encerramiento. Leonora andaua
a lo ygual con sus criadas, y se entretenia en lo
mismo que ellas, y aun dio con su simplizidad
en hazer muñecas y en otras niñerias, que mos-      30
trauan la llaneza de su condicion y la terneza
de sus años, todo lo qual era de grandissima

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NOVELAS EXEMPLARES
satisfacion para el zeloso marido, pareciendole
que auia acertado a escoger la vida mejor que
se la supo imaginar, y que por ninguna via la
industria ni la malicia humana podia perturbar
su sossiego; y assi solo se desuelaua en traer      5
regalos a su esposa y en acordarle le pidiesse
todos quantos le viniessen al pensamiento, que
de todos seria seruida.
Los dias que yua a missa, que, como esta di-
cho, era entre dos luzes, venian sus padres, y      10
en la yglesia hablauan a su hija delante de su
marido, el qual les daua tantas dadiuas, que
aunque tenian lastima a su hija, por la estre-
cheza en que viuia, la templauan con las mu-
chas dadiuas que Carrizales, su liberal yerno,      15
les daua. Levantauase de mañana, y aguardaua
a que el despensero viniesse, a quien de la no-
che antes, por vna cedula que ponian en el
torno, le auisauan lo que auia de traer otro
dia; y en viniendo el despensero, salia de casa      20
Carrizales, las mas vezes a pie, dexando cerra-
das las dos puertas, la de la calle y la de en
medio, y entre las dos quedaua el negro. Yuase
a sus negocios, que eran pocos, y con breue-
dad daua la buelta, y encerrandose, se entre-      25
nia en regalar a su esposa y acariciar a sus
criadas, que todas le querian bien, por ser de
condicion llana y agradable y, sobre todo, por
mostrarse tan liberal con todas. Desta manera
passaron vn año de nouiciado, y hizieron pro-      30
fession en aquella vida, determinandose de lle-

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NOVELAS EXEMPLARES
uarla hasta el fin de la[s] suyas, y assi fuera,
si el sagaz perturbador del genero humano no
lo estoruara, como aora oyreys.
Digame aora el que se tuuiere por mas dis-
creto y recatado, que mas preuenciones para su      5
seguridad podia auer hecho el anciano Felipo,
pues aun no consintio que dentro de su casa
huuiesse algun animal que fuesse varon. A los
ratones della, jamas los persiguio gato, ni en
ella se oyo ladrido de perro; todos eran del ge-      10
nero femenino. De dia pensaua, de noche no
dormia; el era la ronda y centinela de su casa,
y el Argos de lo que bien queria; jamas entró
hombre de la puerta adentro del patio. Con sus
amigos negociaua en la calle. Las figuras de      15
los paños, que sus salas y quadras adornauan,
todas eran hembras, flores y boscages. Toda
su casa olia a honestidad, recogimiento y reca-
to; aun hasta en las consejas que en las largas
noches del inuierno en la chimenea sus cria-      20
das contauan, por estar el presente, en ninguna
ningun genero de lasciuia se descubria. La plata
de las canas del viejo, a los ojos de Leonora,
parecian cabellos de oro puro, porque el amor
primero que las donzellas tienen, se les impri-      25
me en el alma, como el sello en la cera. Su de-
masiada guarda, le parecia aduertido recato.
Pensaua y creia que, lo que ella passaua, pas-
sauan todas las recien casadas. No se desman-

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NOVELAS EXEMPLARES
dauan sus pensamientos a salir de las paredes
de su casa, ni su voluntad desseaua otra cosa
mas de aquella que la de su marido queria;
solo los dias que yua a missa, veia las calles, y
esto era tan de mañana, que si no era al boluer      5
de la yglesia, no auia luz para mirallas. No se
vio monasterio tan cerrado, ni monjas mas re-
cogidas, ni mançanas de oro tan guardadas; y
con todo esto no pudo en ninguna manera pre-
uenir ni escusar de caer en lo que rezelaua:      10
a lo menos en pensar que auia caydo.
Ay en Seuilla vn genero de gente ociosa y
holgazana, a quien comunmente suelen llamar
gente de barrio; estos son los hijos de vezino
de cada colacion, y de los mas ricos della,      15
gente valdia, atildada y meliflua, de la qual y de
su trage y manera de viuir, de su condicion y de
las leyes que guardan entre si, auia mucho que
dezir, pero por buenos respectos se dexa.
Vno destos galanes, pues, que entre ellos es      20
llamado virote--moço soltero, que a los recien
casados llaman mantones--assestó a mirar la
casa del recatado Carrizales, y, viendola siem-
pre cerrada, le tomó gana de saber quien viuia
dentro, y con tanto ahinco y curiosidad hizo la      25
diligencia, que de todo en todo vino a saber lo
que desseaua. Supo la condicion del viejo, la
hermosura de su esposa, y el modo que tenia
en guardarla. Todo lo qual le encendio el des-
seo de ver si seria possible expunar por fuerça      30

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NOVELAS EXEMPLARES
o por industria fortaleza tan guardada. Y comu-
nicandolo con dos virotes y vn manton, sus
amigos, acordaron que se pusiesse por obra,
que nunca para tales obras faltan consejeros y
ayudadores.      5
Dificultauan el modo que se tendria para in-
tentar tan dificultosa hazaña, y auiendo entrado
en bureo muchas vezes, conuinieron en esto:
que fingiendo Loaysa, que assi se llamaua el
virote, que yua fuera de la ciudad por algunos      10
dias, se quitasse de los ojos de sus amigos,
como lo hizo, y hecho esto, se puso vnos calço-
nes de lienço limpio y camisa limpia, pero en-
zima se puso vnos vestidos tan rotos y remen-
dados, que ningun pobre en toda la ciudad los      15
traia tan astrosos. Quitose vn poco de barba
que tenia, cubriose vn ojo con vn parche, ven-
dose vna pierna estrechamente y, arrimandose
a dos muletas, se conuirtio en vn pobre tullido,
tal, que el mas verdadero estropeado no se le      20
ygualaua.
Con este talle, se ponia cada noche a la ora-
cion a la puerta de la casa de Carrizales, que ya
estaua cerrada, quedando el negro, que Luys se
llamaua, cerrado entre las dos puertas. Puesto      25
alli Loaysa, sacaua vna guitarrilla algo grasien-
ta y falta de algunas cuerdas, y como el era
algo musico, començaua a tañer algunos sones
alegres y regozijados, mudando la voz por no
ser conocido. Con esto se daua priessa a cantar      30
romances de moros y moras a la loquesca,

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NOVELAS EXEMPLARES
con tanta gracia, que quantos passauan por la
calle se ponian a escucharle, y siempre, en tan-
to que cantaua, estaua rodeado de muchachos,
y Luys el negro, poniendo los oydos por entre
las puertas, estaua colgado de la musica del      5
virote, y diera vn braço por poder abrir la puer-
ta y escucharle mas a su plazer; tal es la incli-
nacion que los negros tienen a ser musicos.
Y quando Loaysa queria que los que le escucha-
uan le dexassen, dexaua de cantar y recogia su      10
guitarra, y acogiendose a sus muletas, se yua.
Quatro o cinco vezes auia dado musica al
negro, que por solo el la daua, pareciendole
que por donde se auia de començar a desmo-
ronar aquel edificio, auia y deuia ser por el ne-      15
gro, y no le salio vano su pensamiento, por-
que llegandose vna noche, como solia, a la
puerta, començo a templar su guitarra, y sintio
que el negro estaua ya atento, y llegandose al
quicio de la puerta, con voz baxa dixo:      20
"¿Sera possible, Luys, darme vn poco de
agua, que perezco de sed y no puedo cantar?"
"No", dixo el negro, "porque no tengo la
llaue desta puerta, ni ay agujero por donde
pueda darosla."      25
"Pues quien tiene la llaue?", preguntó
Loaysa.
"Mi amo", respondio el negro, "que es el
mas zeloso hombre del mundo. Y si el supiesse
que yo estoy aora aqui hablando con nadie, no      30
seria mas mi vida; pero ¿quien soys vos que

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NOVELAS EXEMPLARES
me pedis el agua?"
"Yo", respondio Loaysa, "soy vn pobre es-
tropeado de vna pierna, que gano mi vida pi-
diendo por Dios a la buena gente, y juntamen-
te con esto, enseño a tañer a algunos more-      5
nos y a otra gente pobre, y ya tengo tres negros
esclauos de tres veyntiquatros, a quien he ense-
ñado de modo que pueden cantar y tañer en
qualquier bayle y en qualquier taberna, y me
lo han pagado muy rebien."      10
"Harto mejor os lo pagara yo", dixo Luys,
"a tener lugar de tomar licion; pero no es possi-
ble, a causa que mi amo, en saliendo por la
mañana, cierra la puerta de la calle, y quando
buelue haze lo mismo, dexandome empareda-      15
do entre dos puertas."
"Por Dios, Luys", replicó Loaysa, que ya sa-
bia el nombre del negro, "que si vos diessedes
traza a que yo entrasse algunas noches a da-
ros licion, en menos de quinze dias os sacaria      20
tan diestro en la guitarra, que pudiessedes tañer
sin verguença alguna en qualquiera esquina;
porque os hago saber que tengo grandissima
gracia en el enseñar, y mas, que he oydo dezir
que vos teneys muy buena habilidad, y a lo      25
que siento y puedo juzgar por el organo de la
voz, que es atiplada, deueys de cantar muy
bien."
"No canto mal", respondio el negro, "pero
¿que aprouecha, pues no se tonada alguna, si no      30
es la de La Estrella de Venus y la de Por vn

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NOVELAS EXEMPLARES
verde prado, y aquella que aora se vsa, que
dize: A los hierros de vna reja--la turbada
mano assida?".
"Todas essas son ayre", dixo Loaysa, "para
las que yo os podria enseñar, porque se todas      5
las del moro Abindarraez con las de su dama
Xarifa, y todas las que se cantan de la historia
del gran Sofi Tomunibeyo, con las de la Zara-
banda a lo diuino, que son tales, que hazen
pasmar a los mismos portuguesses, y esto en-      10
seño con tales modos y con tanta facilidad, que
aunque no os deys priessa a aprender, apenas
aureys comido tres o quatro moyos de sal,
quando ya os veays musico corriente y molien-
te en todo genero de guitarra."      15
A esto suspiró el negro, y dixo:
"¿Que aprouecha todo esso, si no se como
meteros en casa?"
"Buen remedio", dixo Loaysa; "procurad vos
tomar las llaues a vuestro amo, y yo os dare vn      20
pedaço de cera, donde las imprimireys de
manera que queden señaladas las guardas en
la cera, que, por la aficion que os he tomado,
yo hare que vn cerragero amigo mio haga las
llaues, y assi podre entrar dentro de noche y      25
enseñaros mejor que al preste Iuan de las In-
dias, porque veo ser gran lastima que se pierda
vna tal voz como la vuestra, faltandole el arrimo
de la guitarra, que quiero que sepays, hermano
Luys, que la mejor voz del mundo pierde de      30
sus quilates quando no se acompaña con el

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NOVELAS EXEMPLARES
instrumento, ora sea de guitarra o clauizimba-
no, de organos o de harpa; pero el que mas
a vuestra voz le conuiene, es el instrumento de
la guitarra, por ser el mas mañero y menos
costoso de los instrumentos."      5
"Bien me parece esso", replicó el negro,
"pero no puede ser, pues jamas entran las lla-
ues en mi poder, ni mi amo las suelta de la
mano de dia, y de noche duermen debaxo de
su almohada."      10
"Pues hazed otra cosa, Luys", dixo Loaysa,
"si es que teneys gana de ser musico consu-
mado, que si no la teneys, no ay para que can-
sarme en aconsejaros."
"¿Y como si tengo gana?", replicó Luys, "y      15
tanta, que ninguna cosa dexaré de hazer, como
sea possible salir con ella, a trueco de salir con
ser musico."
"Pues ansi es", dixo el virote, "yo os dare
por entre estas puertas, haziendo vos lugar,      20
quitando alguna tierra del quicio, digo que
os dare vnas tenazas y vn martillo con que po-
days de noche quitar los clauos de la cerradu-
ra de loba con mucha facilidad, y con la mis-
ma bolueremos a poner la chapa, de modo que      25
no se eche de ver que ha sido desclauada; y es-
tando yo dentro encerrado con vos en vuestro
pajar o adonde dormis, me dare tal priessa a lo
que tengo de hazer, que vos veays aun mas de

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NOVELAS EXEMPLARES
lo que os he dicho, con aprouechamiento de mi
persona y aumento de vuestra suficiencia; y de
lo que huuieremos de comer no tengays cuyda-
do, que yo lleuaré matalotage para entrambos
y para mas de ocho dias, que discipulos tengo      5
yo y amigos que no me dexarán malpassar."
"De la comida," replicó el negro, "no aura
de que temer, que, con la racion que me da mi
amo, y con los relieues que me dan las esca-
uas, sobrará comida para otros dos. Venga esse      10
martillo y tenazas que dezis, que yo hare por
junto a este quicio lugar por donde quepa, y le
boluere a cubrir y tapar con barro, que puesto
que de algunos golpes en quitar la chapa, mi
amo duerme tan lexos desta puerta, que sera      15
milagro o gran desgracia nuestra si los oye."
"Pues a la mano de Dios", dixo Loaysa, "que
de aqui a dos dias tendreys, Luys, todo lo neces-
sario para poner en execucion nuestro virtuoso
proposito, y advertid en no comer cosas flemo-      20
sas, porque no hazen ningun prouecho, sino
mucho daño a la voz."
"Ninguna cosa me enronqueze tanto", res-
pondio el negro, "como el vino; pero no me lo
quitaré yo por todas quantas vozes tiene el      25
suelo."
"No digo tal", dixo Loaysa, "ni Dios tal per-
mita; beued, hijo Luys, beued y buen prouecho
os haga, que el vino que se beue con medida,
jamas fue causa de daño alguno".      30
"Con medida lo beuo" replicó el negro; "aqui
tengo vn jarro que cabe vna açumbre justa y

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NOVELAS EXEMPLARES
cabal; este me llenan las esclauas sin que mi
amo lo sepa, y el despensero a solapo me trae
vna botilla, que tambien cabe justas dos açum-
bres, con que se suplen las faltas del jarro."
"Digo", dixo Loaysa, "que tal sea mi vida      5
como esso me parece, porque la seca garganta,
ni gruñe, ni canta."
"Andad con Dios", dixo el negro, "pero mi-
rad que no dexeys de venir a cantar aqui las
noches que tardaredes en traer lo que aueys      10
de hazer para entrar aca dentro, que ya me
comen los dedos por verlos puestos en la gui-
tarra."
"Y ¡como si vendre!", replicó Loaysa, "y aun
con tonadicas nueuas."      15
"Esso pido", dixo Luys, "y aora no me de-
xeys de cantar algo, porque me vaya a acos-
tar con gusto, y en lo de la paga, entienda el
señor pobre que le he de pagar mejor que vn
rico."      20
"No reparo en esso", dixo Loaysa, "que se-
gun yo os enseñare, assi me pagareys, y por
aora escuchad esta tonadilla, que, quando este
dentro, vereys milagros."
"Sea en buenora", respondio el negro, y, aca-      25
bado este largo coloquio, cantó Loaysa vn
romanzito agudo, con que dexó al negro tan
contento y satisfecho, que ya no veia la hora de
abrir la puerta.
Apenas se quitó Loaysa de la puerta, quan-      30
do, con mas ligereza que el traer de sus mule-

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NOVELAS EXEMPLARES
tas prometia, se fue a dar cuenta a sus conse-
jeros de su buen comienço, adiuino del buen
fin que por el esperaua; hallolos, y conto lo que
con el negro dexaua concertado, y otro dia
hallaron los instrumentos, tales que rompian      5
qualquier clauo como si fuera de palo. No se
descuydó el virote de boluer a dar musica al
negro, ni menos tuuo descuydo el negro en
hazer el agujero por donde cupiesse lo que su
maestro le diesse, cubriendolo de manera que,      10
a no ser mirado con malicia y sospechosamen-
te, no se podia caer en el agujero.
La segunda noche, le dio los instrumentos
Loaysa, y Luys prouo sus fuerças, y casi sin
poner alguna se halló rompidos los clauos, y,      15
con la chapa de la cerradura en las manos, abrio
la puerta y recogio dentro a su Orfeo y maes-
tro, y quando le vio con sus dos muletas y tan
handrajoso, y tan fajada su pierna, que-
dó admirado. No lleuaua Loaysa el parche en      20
el ojo, por no ser necessario, y, assi como entró,
abraçó a su buen discipulo y le besó en el
rostro, y luego le puso vna gran bota de vino
en las manos, y vna caxa de conserua, y otras
cosas dulces de que lleuaua vnas alforjas bien      25
proueydas. Y dexando las muletas, como si no
tuuiera mal alguno, començo a hazer cabrio-
las, de lo qual se admiro mas el negro, a quien
Loaysa dixo:
"Sabed, hermano Luys, que mi cojera y es-      30
tropeamiento no nace de enfermedad, sino de

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NOVELAS EXEMPLARES
industria, con la qual gano de comer, pidiendo
por amor de Dios, y ayudandome della y de mi
musica, passo la mejor vida del mundo, en
el qual todos aquellos que no fueren indus-
triosos y trazistas, moriran de hambre, y esto lo      5
vereys en el discurso de nuestra amistad."
"Ello dira", respondio el negro, "pero de-
mos orden de boluer esta chapa a su lugar, de
modo que no se eche de ver su mudança."
"En buen ora", dixo Loaysa, y, sacando cla-      10
uos de sus alforjas, assentaron la cerradura de
suerte que estaua tambien como de antes, de
lo qual quedó contentissimo el negro, y subien-
dose Loaysa al aposento que en el pajar tenia
el negro, se acomodó lo mejor que pudo. En-      15
cendio luego Luys vn torçal de cera, y, sin mas
aguardar, sacó su guitarra Loaysa, y tocandola
baxa y suauemente, suspendio al pobre negro
de manera, que estaua fuera de si escuchan-
dole; auiendo tocado vn poco, sacó de nueuo      20
colacion y diola a su discipulo, y, aunque con
dulce, beuio con tan buen talante de la bota,
que le dexó mas fuera de sentido que la mu-
sica. Passado esto, ordenó que luego tomasse
licion Luys, y como el pobre negro tenia qua-      25
tro dedos de vino sobre los sesos, no acertaua
traste, y con todo esso le hizo creer Loaysa
que ya sabia por lo menos dos tonadas, y era
lo bueno que el negro se lo creia, y en toda
la noche no hizo otra cosa que tañer con la      30
guitarra destemplada y sin las cuerdas neces-
sarias.

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NOVELAS EXEMPLARES
Durmieron lo poco que de la noche les que-
dava, y a obra de las seys de la mañana baxó
Carrizales y abrio la puerta de en medio, y tam-
bien la de la calle, y estuuo esperando al des-
pensero, el qual vino de alli a vn poco, y dan-      5
do por el torno la comida, se boluio a yr, y llamó
al negro que baxasse a tomar cebada para la
mula, y su racion, y, en tomandola, se fue el vie-
jo Carrizales, dexando cerradas ambas puertas,
sin echar de ver lo que en la de la calle se auia      10
hecho, de que no poco se alegraron maestro y
discipulo.
Apenas salio el amo de casa, quando el ne-
gro arrebató la guitarra, y començo a tocar de
tal manera, que todas las criadas le oyeron, y      15
por el torno le preguntaron:
"¿Que es esto, Luys, de quando aca tienes tu
guitarra, o quien te la ha dado?"
"¿Quien me la ha dado?", respondio Luys;
"el mejor musico que ay en el mundo, y el que      20
me ha de enseñar en menos de seys dias mas
de seys mil sones."
"Y ¿donde esta esse musico?", preguntó la
dueña.
"No esta muy lexos de aqui", respondio el      25
negro, "y si no fuera por verguença, y por el
temor que tengo a mi señor, quiza os le ense-
ñara luego, y a fe que os holgassedes de verle."
"Y ¿adonde puede el estar, que nosotras le
podamos ver", replicó la dueña, "si en esta casa      30
jamas entró otro hombre que nuestro dueño?"
"Aora bien", dixo el negro, "no os quiero

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NOVELAS EXEMPLARES
dezir nada, hasta que veays lo que yo se y el
me ha enseñado en el breue tiempo que he
dicho."
"Por cierto", dixo la dueña, "que si no es al-
gun demonio el que te ha de enseñar, que yo      5
no se quien te pueda sacar musico con tanta
breuedad."
"Andad", dixo el negro, "que lo oyreys y lo
vereys algun dia."
"No puede ser esso", dixo otra donzella,      10
"porque no tenemos ventanas a la calle para
poder ver ni oyr a nadie."
"Bien esta", dixo el negro, "que para todo
ay remedio, si no es para escusar la muerte; y
mas si vosotras sabeys o quereys callar."      15
"Y ¡como que callaremos, hermano Luys!",
dixo vna de las esclauas, "callaremos mas que
si fuessemos mudas, porque te prometo, amigo,
que me muero por oyr vna buena voz; que des-
pues que aqui nos emparedaron, ni aun el canto      20
de los paxaros auemos oydo."
Todas estas platicas estaua escuchando Loay-
sa con grandissimo contento, pareciendole que
todas se encaminauan a la consecucion de su
gusto, y que la buena suerte auia tomado la      25
mano en guiarlas a la medida de su voluntad
Despidieronse las criadas con prometerles el
negro que, quando menos se pensassen, las lla-
maria a oyr vna muy buena voz; y, con temor
que su amo boluiesse y le hallasse hablando      30
con ellas, las dexó y se recogio a su estancia y

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NOVELAS EXEMPLARES
clausura. Quisiera tomar licion, pero no se atre-
uio a tocar de dia por que su amo no le oyesse,
el qual vino de alli a poco espacio, y, cerrando
las puertas, segun su costumbre, se encerro en
casa. Y al dar aquel dia de comer por el torno      5
al negro, dixo Luys a vna negra, que se lo daua,
que aquella noche, despues de dormido su
amo, baxassen todas al torno, a oyr la voz que
les auia prometido, sin falta alguna. Verdad es
que, antes que dixesse esto, auia pedido con      10
muchos ruegos a su maestro fuesse contento
de cantar y tañer aquella noche al torno, por-
que el pudiesse cumplir la palabra que auia
dado de hazer oyr a las criadas vna voz estre-
mada, assegurandole, que seria en estremo re-      15
galado de todas ellas. Algo se hizo de rogar el
maestro de hazer lo que el mas desseaua; pero,
al fin, dixo que haria lo que su buen discipulo
pedia, solo por darle gusto, sin otro interes al-
guno. Abraçole el negro, y diole vn beso en el      20
carrillo, en señal del contento que le auia causa-
do la merced prometida, y aquel dia dio de co-
mer a Loaysa tambien como si comiera en su
casa, y aun quiza mejor, pues pudiera ser que
en su casa le faltara.      25
Llegose la noche, y, en la mitad della, o poco
menos, començaron a cecear en el torno, y lue-
go entendio Luys que era la cafila que auia
llegado; y llamando a su maestro, baxaron del
pajar con la guitarra bien encordada y mejor      30
templada. Preguntó Luys quien y quantas eran
las que escuchauan. Respondieronle que todas,

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NOVELAS EXEMPLARES
sino su señora, que quedaua durmiendo con su
marido, de que le pesó a Loaysa pero con
todo esso quiso dar principio a su disignio, y
contentar a su discipulo; y, tocando mansamen-
te la guitarra, tales sones hizo, que dexó admi-      5
rado al negro y suspenso el rebaño de las mu-
geres que le escuchaua. Pues ¿que dire de lo
que ellas sintieron quando le oyeron tocar el
Pesame dello, y acabar con el endemoniado
son de la çarabanda, nueuo entonces en Espa-      10
ña?. No quedó vieja por baylar, ni moça que
no se hiziesse pedaços, todo a la sorda y con
silencio estraño, poniendo centinelas y espias
que auisassen, si el viejo despertaua. Cantó as-
simismo Loaysa coplillas de la seguida , con      15
que acabó de echar el sello al gusto de las es-
cuchantes, que ahincadamente pidieron al negro
les dixesse quien era tan milagroso musico. El
negro les dixo que era vn pobre mendigante,
el mas galan y gentilhombre que auia en toda      20
la pobreria de Seuilla. Rogaronle que hiziesse
de fuerte que ellas le viessen, y que no le de-
xasse yr en quinze dias de casa, que ellas le
regalarian muy bien y darian quanto huuiesse
menester. Preguntaronle que modo auia teni-      25
do para meterle en casa. A esto no les
respondio palabra; a lo demas dixo que, para
poderle ver, hiziessen vn agujero pequeño en el
torno, que despues lo taparian con cera; y que
a lo de tenerle en casa, que el lo procuraria.      30
Hablolas tambien Loaysa, ofreciendoseles a

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NOVELAS EXEMPLARES
su seruicio con tan buenas razones, que ellas
echaron de ver que no salian de ingenio de
pobre mendigante. Rogaronle que otra noche
viniesse al mismo puesto, que ellas harian con
su señora que baxasse a escucharle, a pesar      5
del ligero sueño de su señor, cuya ligereza no
nacia de sus muchos años, sino de sus muchos
zelos. A lo qual dixo Loaysa que, si ellas gus-
tauan de oyrle sin sobresalto del viejo, que el
les daria vnos poluos que le echassen en el vino,      10
que le harian dormir con pesado sueño mas
tiempo del ordinario.
"Iesus valme!", dixo vna de las donzellas, "y
si esso fuesse verdad, ¡que buena ventura se
nos auria entrado por las puertas, sin sentillo      15
y sin merecerllo. No serian ellos poluos de
sueño para el, sino poluos de vida para todas
nosotras y para la pobre de mi señora Leo-
nora, su muger, que no la dexa a sol ni a som-
bra, ni la pierde de vista vn solo momento.      20
¡Ay, señor mio de mi alma, trayga essos pol-
uos, assi Dios le de todo el bien que dessea!;
vaya, y no tarde; traygalos, señor mio, que yo
me ofrezco a mezclarlos en el vino y a ser la
escanciadora; y pluguiesse a Dios que durmies-      25
se el viejo tres dias con sus noches, que otros
tantos tendriamos nosotras de gloria."
"Pues yo los trayre", dixo Loaysa; "y son
tales, que no hazen otro mal ni daño quien
los toma, si no es prouocarle a sueño pesadis-      30
simo."

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NOVELAS EXEMPLARES
Todas le rogaron que los truxesse con breue-
dad, y quedando de hazer otra noche con vna
barrena el agujero en el torno, y de traer a su
señora para que le viesse y oyesse, se despi-
dieron, y el negro, aunque era casi el alua,      5
quiso tomar licion, la qual le dio Loaysa, y le
hizo entender que no auia mejor oydo que el
suyo en quantos discipulos tenia, y no sabia el
pobre negro, ni lo supo jamas, hazer vn cru-
zado.      10
Tenian los amigos de Loaysa cuydado de
venir de noche a escuchar por entre las puertas
de la calle, y ver si su amigo les dezia algo o
si auia menester alguna cosa, y, haziendo vna
señal, que dexaron concertada, conocio Loay-      15
sa que estauan a la puerta, y por el agujero del
quicio les dio breue cuenta del buen termino
en que estaua su negocio, pidiendoles encare-
cidamente buscassen alguna cosa que prouo-
casse a sueño, para darselo a Carrizales, que el      20
auia oydo dezir que auia vnos poluos para este
efeto; dixeronle que tenian vn medico amigo
que les daria el mejor remedio que supiesse,
si es que le auia, y animandole a proseguir la
empressa y prometiendole de boluer la noche      25
siguiente con todo recaudo, apriessa se despi-
dieron.
Vino la noche, y la vanda de las palomas
acudio al reclamo de la guitarra; con ellas vino
la simple Leonora, temerosa y temblando de      30
que no despertasse su marido; que, aunque

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NOVELAS EXEMPLARES
ella, vencida deste temor, no auia querido venir,
tantas cosas le dixeron sus criadas, especial-
mente la dueña, de la suauidad de la musica y
de la gallarda disposicion del musico pobre,
que, sin auerle visto, le alabaua y le subia sobre      5
Absalon y sobre Orfeo, que la pobre señora,
conuencida y persuadida dellas, huuo de hazer
lo que no tenia ni tuuiera jamas en voluntad.
Lo primero que hizieron, fue barrenar el tor-
no, para ver al musico, el qual no estaua ya en      10
habitos de pobre, sino con vnos calçones gran-
des, de tafetan leonado, anchos a la marineres-
ca, vn jubon de lo mismo con trenzillas de oro,
y vna montera de raso de la misma color, con
cuello almidonado, con grandes puntas y enca-      15
je, que de todo vino proueydo en las alforjas
imaginando que se auia de ver en ocasion que
le conuiniesse mudar de trage. Era moço y de
gentil disposicion y buen parecer; y como auia
tanto tiempo que todas tenian hecha la vista a      20
mirar al viejo de su amo, parecioles que mi-
rauan a vn angel. Poniase vna al agugero para
verle, y luego otra; y por que le pudiessen ver
mejor, andaua el negro passeandole el cuerpo
de arriba a baxo con el torçal de cera encendi-      25
do. Y despues que todas le huuieron visto, has-
ta las negras boçales, tomó Loaysa la guitarra
y cantó aquella noche tan estremadamente, que
las acabó de dexar suspensas y atonitas a todas,
assi a la vieja como a las moças, y todas roga-      30
ron a Luys diesse orden y traza como el señor
su maestro entrasse alla dentro, para oyrle y

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NOVELAS EXEMPLARES
verle de mas cerca y no tan por bruxula como
por el agujero, y sin el sobresalto de estar tan
apartadas de su señor, que podia cogerlas de
sobresalto, y con el hurto en las manos, lo qual
no sucederia ansi si le tuuiessen escondido      5
dentro. A esto contradixo su señora con mu-
chas veras, diziendo que no se hiziesse la tal
cosa ni la tal entrada, porque le pesaria en el
alma, pues desde alli le podian ver y oyr a su
saluo y sin peligro de su honra      10
"¿Que honra?", dixo la dueña; "el rey tiene
harta; estese vuessa merced encerrada con su
Matusalen, y dexenos a nosotras holgar como
pudieremos. Quanto mas, que este señor pare-
ce tan honrado, que no querra otra cosa de      15
nosotras mas de lo que nosotras quisieremos."
"Yo, señoras mias", dixo a esto Loaysa, "no
vine aqui sino con intencion de seruir a todas
vuessas mercedes con el alma y con la vida,
condolido de su no vista clausura y de los ra-      20
tos que en este estrecho genero de vida se pier-
den. Hombre soy yo, por vida de mi padre, tan
senzillo, tan manso y de tan buena condicion,
y tan obediente, que no hare mas de aquello
que se me mandare; y si qualquiera de vuessas      25
mercedes dixere: «Maestro, sientese aqui; maes-
»tro, passese alli, echaos aca, passaos aculla»
assi lo hare, como el mas domestico y enseña-
do perro que salta por el rey de Francia".
"Si esso ha de ser assi", dixo la ignorante      30
Leonora, "¿que medio se dara para que en-
tre aca dentro el señor maesso?"

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NOVELAS EXEMPLARES
"Bueno", dixo Loaysa, "vuessas mercedes
pugnen por sacar en cera la llaue desta puerta
de en medio, que yo hare que mañana en la
noche venga hecha otra tal, que nos pueda
seruir."      5
"En sacar essa llaue", dixo vna donzella, "se
sacan las de toda la casa, porque es llaue
maestra."
"No por esso sera peor", replicó Loaysa.
"Assi es verdad", dixo Leonora, "pero ha de      10
jurar este señor primero que no ha de hazer
otra cosa, quando este aca dentro, sino can-
tar y tañer, quando se lo mandaren, y que
ha de estar encerrado y quedito donde le pu-
sieremos."      15
"Si juro", dixo Loaysa.
"No vale nada esse juramento", respondio
Leonora, "que ha de jurar por vida de su pa-
dre, y ha de jurar la cruz y besalla, que lo
veamos todas."      20
"Por vida de mi padre juro", dixo Loaysa,
"y por esta señal de cruz, que la beso con mi
boca suzia", y haziendo la cruz con dos dedos,
la besó tres vezes.
Esto hecho, dixo otra de las donzellas: "Mire,      25
señor, que no se le oluide aquello de los pol-
uos, que es el tuauten de todo."
Con esto cessó la platica de aquella noche,
quedando todos muy contentos del concierto.
Y la suerte, que de bien en mejor encaminaua      30
los negocios de Loaysa, truxo a aquellas horas,
que eran dos después de la media noche, por

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NOVELAS EXEMPLARES
la calle a sus amigos, los quales, haziendo la se-
ñal acostumbrada, que era tocar vna trompa de
Paris, Loaysa los habló y les dio cuenta del
termino en que estaua su pretension, y les pi-
dio si traian los poluos o otra cosa, como se la      5
auia pedido, para que Carrizales durmiesse; di-
xoles assimismo lo de la llaue maestra. Ellos le
dixeron que los poluos, o vn vnguento, vendria
la siguiente noche, de tal virtud, que vntados
los pulsos y las sienes con el, causaua vn sue-      10
ño profundo, sin que del se pudiesse despertar
en dos dias, si no era lauandose con vinagre
todas las partes que se auian vntado, y que se
les diesse la llaue en cera, que assimismo la
harian hazer con facilidad.      15
Con esto se despidieron, y Loaysa y su dis-
cipulo durmieron lo poco que de la noche les
quedaua, esperando Loaysa con gran desseo la
venidera, por ver si se le cumplia la palabra
prometida de la llaue. Y puesto que el tiempo      20
parece tardio y pereçoso a los que en el espe-
ran, en fin corre a las parejas con el mismo pen-
samiento, y llega el termino que quiere, porque
nunca para ni sossiega.
Vino, pues, la noche, y la hora acostumbra-      25
da de acudir al torno, donde vinieron todas las
criadas de casa, grandes y chicas, negras y
blancas, porque todas estauan desseosas de ver
dentro de su serrallo al señor musico; pero no
vino Leonora; y preguntando Loaysa por ella,      30
le respondieron que estaua acostada con su

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NOVELAS EXEMPLARES
velado, el qual tenia cerrada la puerta del apo-
sento donde dormia con llaue, y, despues de
auer cerrado, se la ponia debaxo de la almoha-
da, y que su señora les auia dicho que, en dur-
miendose el viejo, haria por tomarle la llaue      5
maestra y sacarla en cera, que ya lleuaua pre-
parada y blanda, y que de alli a vn poco auian
de yr a requerirla por vna gatera.
Marauillado quedó Loaysa del recato del vie-
jo, pero no por esto se le desmayó el des-      10
seo. Y estando en esto, oyo la trompa de Pa-
ris, acudio al puesto, halló a sus amigos, que
le dieron vn botezico de vnguento, de la pro-
piedad que le auian significado; tomolo
Loaysa, y dixoles que esperassen vn poco, que      15
les daria la muestra de la llaue; boluiose al
torno, y dixo a la dueña, que era la que con
mas ahinco mostraua dessear su entrada, que
se lo lleuasse a la señora Leonora, diziendole
la propiedad que tenia, y que procurasse vntar      20
a su marido con tal tiento que no lo sintiesse,
y que veria marauillas. Hizolo assi la dueña, y
llegandose a la gatera, halló que estaua Leono-
ra esperando, tendida en el suelo de largo a
largo, puesto el rostro en la gatera. Llegó la      25
dueña, y tendiendose de la misma manera, puso
la boca en el oydo de su señora, y con voz baxa
le dixo que traia el (vn) vnguento, y de la ma-
nera que auia de prouar su virtud. Ella tomó el
vnguento, y respondio a la dueña como en nin-      30
guna manera podia tomar la llaue a su marido,
porque no la tenia debaxo de la almohada,

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NOVELAS EXEMPLARES
como solia, sino entre los dos colchones, y casi
debaxo de la mitad de su cuerpo; pero que
dixesse al maesso que, si el vnguento obraua
como el dezia, con facilidad sacarian la llaue
todas las vezes que quisiessen, y ansi no se-      5
ria necessario sacarla en cera; dixo que fuesse
a dezirlo luego, y boluiesse a ver lo que el vn-
guento obraua, porque luego luego le pensaua
vntar a su velado. Baxó la dueña a dezirlo al
maesso Loaysa, y el despidio a sus amigos, que      10
esperando la llaue estauan.
Temblando y pasito, y casi sin osar despedir
el aliento de la boca, llegó Leonora a vntar los
pulsos del zeloso marido, y assimismo le vntó
las ventanas de las narizes; y quando a ellas le      15
llegó, le parecia que se estremecia, y ella que-
dó mortal, pareciendole que la auia cogido en
el hurto. En efeto, como mejor pudo, le acabó
de vntar todos los lugares que le dixeron ser
necessarios, que fue lo mismo que auerle em-      20
balsamado para la sepultura. Poco espacio tar-
dó el alopiado vnguento en dar manifiestas se-
ñales de su virtud, porque luego començo a dar
el viejo tan grandes ronquidos, que se pudieran
oyr en la calle, musica, a los oydos de su es-      25
posa, mas acordada que la del maesso de su
negro. Y aun mal segura de lo que veia, se llegó
a el, y le estremecio vn poco, y luego mas, y
luego otro poquito mas, por ver si despertaua;
y a tanto se atreuio, que le boluio de vna parte      30
a otra, sin que despertasse. Como vio esto, se
fue a la gatera de la puerta, y, con voz no tan

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NOVELAS EXEMPLARES
baxa como la primera, llamó a la dueña, que
alli la estaua esperando, y le dixo:
"Dame albricias, hermana, que Carrizales
duerme mas que vn muerto."
"Pues ¿a que aguardas a tomar la llaue, se-      5
ñora?", dixo la dueña, "mira que esta el musi-
co aguardandola mas ha de vna hora."
"Espera, hermana, que ya voy por ella", res-
pondio Leonora, y boluiendo a la cama, metio
la mano por entre los colchones, y sacó la llaue      10
de en medio dellos, sin que el viejo lo sintiesse;
y tomandola en sus manos, començo a dar
brincos de contento, y sin mas esperar abrio la
puerta y la presentó a la dueña, que la recibio
con la mayor alegria del mundo. Mandó Leo-      15
nora que fuesse a abrir al musico, y que le tru-
xesse a los corredores, porque ella no osaua
quitarse de alli, por lo que podia suceder; pero
que ante todas cosas hiziesse que de nueuo ra-
tificasse el juramento que auia hecho de no      20
hazer mas de lo que ellas le ordenassen, y que
si no le quisiesse confirmar y hazer de nueuo,
en ninguna manera le abriessen.
"Assi sera", dixo la dueña, "y a fe que no ha
de entrar, si primero no jura y rejura y besa la      25
cruz seys vezes."
"No le pongas tassa", dixo Leonora, "be-
sela el, y sean las vezes que quisiere; pero mira
que jure la vida de sus padres y por todo aque-
llo que bien quiere, porque con esto estaremos      30

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NOVELAS EXEMPLARES
seguras y nos hartaremos de oyrle cantar y ta-
ñer, que en mi anima que lo haze delica[da]-
mente, y anda, no te detengas mas, por que no
se nos passe la noche en platicas."
Alçose las faldas la buena dueña y con no      5
vista ligereza se puso en el torno, donde estaua
toda la gente de casa esperandola; y auiendo-
les mostrado la llaue que traia, fue tanto el con-
tento de todas, que la alçaron en peso como a
catredatico, diziendo: "¡Viua, viua!", y mas      10
quando les dixo que no auia necessidad de
contrahazer la llaue, porque, segun el vntado
viejo dormia, bien se podian aprouechar de la
de casa todas las vezes que la quisiessen.
"Ea, pues, amiga", dixo vna de las donzellas,      15
"abrase essa puerta y entre este señor, que ha
mucho que aguarda, y demonos vn verde de
musica que no aya mas que ver."
"Mas ha de auer que ver", replicó la dueña,
"que le hemos de tomar juramento como la      20
otra noche."
"El es tan bueno", dixo vna de las esclauas,
que no reparará en juramentos."
Abrio en esto la dueña la puerta, y, tenien-
dola entreabierta, llamó a Loaysa, que todo lo      25
auia estado escuchando por el agujero del tor-
no; el qual, llegandose a la puerta, quiso entrar-
se de golpe, mas poniendole la dueña la mano
en el pecho, le dixo:
"Sabra vuessa merced, señor mio, que, en      30
Dios y en mi conciencia, todas las que estamos
dentro de las puertas desta casa somos donze-

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NOVELAS EXEMPLARES
llas como las madres que nos parieron, excepto
mi señora; y aunque yo deuo de parecer de
quarenta años, no teniendo treynta cumplidos,
porque les faltan dos meses y medio, tambien lo
soy, mal pecado; y si acaso parezco vieja, co-      5
rrimientos, trabajos y desabrimientos echan vn
cero a los años, y a vezes dos, segun se les an-
toja. Y siendo esto ansi, como lo es, no seria
razon que, a trueco de oyr dos o tres o quatro
cantares, nos pusiessemos a perder tanta virgi-      10
nidad como aqui se encierra, porque hasta esta
negra, que se llama Guiomar, es donzella. Assi
que, señor de mi coraçon, vuessa merced nos
ha de hazer, primero que entre en nuestro rey-
no, vn muy solene juramento de que no ha de      15
hazer mas de lo que nosotras le ordenaremos;
y si le parece que es mucho lo que se le pide,
considere que es mucho mas lo que se auen-
tura. Y si es que vuessa merced viene con bue-
na intencion, poco le ha de doler el jurar, que      20
al buen pagador no le duelen prendas."
"Bien y rebien ha dicho la señora Marialon-
so", dixo vna de las donzellas; "en fin, como
persona discreta y que esta en las cosas como
se deue; y si es que el señor no quiere jurar, no      25
entre aca dentro."
A esto dixo Guiomar, la negra, que no era
muy ladina:
"Por mi, mas que nunca jura, entre con todo
diablo, que aunque mas jura, si aca estas, to-      30
do oluida."

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NOVELAS EXEMPLARES
Oyo con gran sossiego Loaysa la arenga de
la señora Marialonso, y con graue reposo y
autoridad respondio:
"Por cierto, señoras hermanas y compañeras
mias, que nunca mi intento fue, es, ni sera otro,      5
que daros gusto y contento en quanto mis fuer-
ças alcançaren; y assi no se me hara cuesta
arriba este juramento que me piden; pero qui-
siera yo que se fiara algo de mi palabra, porque
dada de tal persona como yo soy, era lo mismo      10
que hazer vna obligacion guarentigia, y quiero
hazer saber a vuessa merced que debaxo del
sayal ay al, y que debaxo de mala capa suele
estar vn buen beuedor. Mas para que todas es-
ten seguras de mi buen desseo, determino de      15
jurar como catholico y buen varon, y assi juro
por la intemerata eficacia, donde mas santa y
largamente se contiene, y por las entradas y
salidas del santo Libano monte, y por todo
aquello que en su prohemio encierra la verda-      20
dera historia de Carlomagno, con la muerte del
gigante Fierabras, de no salir ni passar del
juramento hecho y del mandamiento de la mas
minima y desechada destas señoras, so pena
que si otra cosa hiziere o quisiere hazer, desde      25
aora para entonces y desde entonces para
aora, lo doy por nulo y no hecho ni valedero."
Aqui llegaua con su juramento el buen Loa-
ysa, quando vna de las dos donzellas, que con
atencion le auia estado escuchando, dio vna      30
gran voz, diziendo:

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NOVELAS EXEMPLARES
"Este si que es juramento para enternezer las
piedras; mal aya yo si mas quiero que jures,
pues con solo lo jurado podias entrar en la
misma sima de Cabra", y assiendole de los
greguescos, le metio dentro, y luego todas las      5
demas se le pusieron a la redonda; luego fue
vna a dar las nueuas a su señora, la qual estaua
haziendo centinela al sueño de su esposo; y
quando la mensagera le dixo que ya subia el
musico, se alegró y se turbó en vn punto, y pre-      10
guntó si auia jurado; respondiole que si, y con
la mas nueua forma de juramento que en su
vida auia visto.
"Pues si ha jurado", dixo Leonora, "assido
le tenemos; ¡o, que auisada que anduue en      15
hazelle que jurasse!"
En esto llegó toda la caterba junta, y el musi-
co en medio, alumbrandolos el negro y Guiomar
la negra. Y viendo Loaysa a Leonora, hizo mues-
tras de arrojarsele a los pies para besarle las ma-      20
nos. Ella, callando y por señas, le hizo leuantar,
y todas estauan como mudas, sin osar hablar,
temerosas que su señor las oyesse, lo qual, con-
siderado por Loaysa, les dixo que bien podian
hablar alto, porque el vnguento con que estaua      25
vntado su señor tenia tal virtud, que, fuera de
quitar la vida, ponia a vn hombre como muerto.
"Assi lo creo yo", dixo Leonora, "que, si assi
no fuera, ya el huuiera despertado veynte ve-
zes, segun le hazen de sueño ligero sus muchas      30
indisposiciones; pero despues que le vnté, ron-
ca como vn animal."

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NOVELAS EXEMPLARES
"Pues esso es assi", dixo la dueña, "vamo-
nos a aquella sala frontera, donde podremos
oyr cantar aqui al señor y regozijarnos vn
poco."
"Vamos", dixo Leonora; "pero quedese aqui      5
Guiomar por guarda, que nos auise si Carriza-
les despierta."
A lo qual respondio Guiomar:
"Yo, negra, quedo; blancas, van; Dios per-
done a todas."      10
Quedose la negra; fueronse a la sala, donde
auia vn rico estrado y, cogiendo al señor en
medio, se sentaron todas. Y tomando la buena
Marialonso vna vela, començo a mirar de arriba
a baxo al bueno del musico, y vna dezia:      15
"¡Ay que copete que tiene, tan lindo y tan
rizado!"
Otra:
"¡Ay que blancura de dientes; mal año para
piñones mondados que mas blancos ni mas      20
lindos sean!"
Otra:
"¡Ay que ojos tan grandes y tan rasgados;
y por el siglo de mi madre que son verdes,
que no parecen sino que son de esmeraldas!"      25
Esta alabaua la boca, aquella los pies, y todas
juntas hizieron del vna menuda anotomia y pe-
pitoria; sola Leonora callaua y le miraua, y
le yua pareciendo de mejor talle que su velado.
En esto la dueña tomó la guitarra que tenia      30
el negro y se la puso en las manos de Loaysa,

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NOVELAS EXEMPLARES
rogandole que la tocasse y que cantasse vnas
coplillas que entonces andauan muy validas en
Seuilla, que dezian: Madre, la mi madre, guar-
das me poneys. Cumpliole Loaysa su desseo.
Leuantaronse todas, y se començaron a hazer      5
pedaços baylando. Sabia la dueña las coplas, y
cantolas con mas gusto que buena voz, y fue-
ron estas:
Madre, la mi madre,
guardas me poneys;      10
que, si yo no me guardo,
no me guardareys.
Dizen que esta escrito,
y con gran razon,
ser la priuacion      15
causa de apetito;
crece en infinito
encerrado amor;
por esso es mejor
que no me encerreys:      20
Que si yo, &c.
Si la voluntad
por si no se guarda,
no la haran guarda
miedo o calidad;      25
rompera, en verdad,
por la misma muerte,
hasta hallar la suerte
que vos no entendeys:
Que si yo, &c.      30

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NOVELAS EXEMPLARES
Quien tiene costumbre
de ser amorosa,
como mariposa
se yra tras su lumbre,
aunque muchedumbre      5
de guardas le pongan,
y aunque mas propongan
de hazer lo que hazeys:
Que si yo, &c.
Es de tal manera      10
la fuerça amorosa,
que a la mas hermosa
la buelue en quimera;
el pecho de cera,
de fuego la gana,      15
las manos de lana,
de fieltro los pies:
Que si yo no me guardo,
mal me guardareys.
Al fin llegauan de su canto y bayle el corro de      20
las moças, guiado por la buena dueña, quando
llegó Guiomar la centinela toda turbada, hirien-
do de pie y de mano como si tuuiera alferezia,
y con voz entre ronca y baxa dixo:
"Despierto señor, señora; y señora, despierto      25
señor, y leuantas y viene."
Quien ha visto vanda de palomas estar co-
miendo en el campo, sin miedo, lo que agenas
manos sembraron, que al furioso estrepito de
disparada escopeta se azora y leuanta y, olui-      30
dada del pasto, confusa y atonita, cruza por los

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NOVELAS EXEMPLARES
ayres, tal se imagine que quedó la vanda y
corro de las bayladoras, pasmadas y temerosas,
oyendo la no esperada nueua que Guiomar
auia traydo; y, procurando cada vna su disculpa
y todas juntas su remedio, qual por vna y qual      5
por otra parte, se fueron a esconder por los des-
uanes y rincones de la casa, dexando solo al
musico, el qual, dexando la guitarra y el canto,
lleno de turbacion, no sabia que hazerse. Tor-
cia Leonora sus hermosas manos; abofeteauase      10
el rostro, aunque blandamente, la señora Ma-
rialonso. En fin, todo era confussion, sobresalto
y miedo. Pero la dueña, como mas astuta y
reportada, dio orden que Loaysa se entrasse
en vn aposento suyo, y que ella y su señora se      15
quedarian en la sala, que no faltaria escusa
que dar a su señor, si alli las hallasse.
Escondiose luego Loaysa, y la dueña se puso
atenta a escuchar si su amo venia, y, no sin-
tiendo rumor alguno, cobró animo, y poco a      20
poco, paso ante paso, se fue llegando al apo-
sento donde su señor dormia, y oyo que ron-
caua como primero y, assegurada de que dor-
mia, alcó las faldas y boluio corriendo a pedir
albricias a su señora del sueño de su amo, la      25
qual se las mandó de muy entera voluntad. No
quiso la buena dueña perder la coyuntura que
la suerte le ofrecia de gozar primero que todas
las gracias que esta se imaginaua que deuia
tener el musico; y assi, diziendole a Leo-      30
nora que esperasse en la sala, en tanto que yua

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NOVELAS EXEMPLARES
a llamarlo, la dexó y se entró donde el estaua,
no menos confuso que pensatiuo, esperando
las nueuas de lo que hazia el viejo vntado.
Maldezia la falsedad del vnguento, y quexaua-
se de la credulidad de sus amigos y del      5
poco aduertimiento que auia tenido en no hazer
primero la experiencia en otro, antes de hazerla
en Carrizales.
En esto llegó la dueña y se asseguró que el
viejo dormia a mas y mejor; sosego el pecho,      10
y estuuo atento a muchas palabras amorosas
que Marialonso le dixo, de las quales coligio la
mala intencion suya, y propuso en si de poner-
la por ançuelo para pescar a su señora.
Y estando los dos en sus platicas, las demas      15
criadas, que estauan escondidas por diuersas
partes de la casa, vna de aqui y otra de alli,
boluieron a ver si era verdad que su amo auia
despertado; y viendo que todo estaua sepulta-
do en silencio, llegaron a la sala donde auian      20
dexado a su señora, de la qual supieron el sue-
ño de su amo; y preguntandole por el musico
y por la dueña, les dixo donde estauan, y todas,
con el mismo silencio que auian traydo, se lle-
garon a escuchar por entre las puertas lo que      25
entrambos tratauan; no faltó de la junta Guio-
mar la negra; el negro si, porque assi como oyo
que su amo auia despertado, se abracó con su
guitarra y se fue a esconder en su pajar, y cu-
bierto con la manta de su pobre cama, sudaua      30

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NOVELAS EXEMPLARES
y trasudaua de miedo; y con todo esso no de-
xaua de tentar las cuerdas de la guitarra, ¡tanta
era (encomendado el sea a Sathanas) la aficion
que tenia a la musica!
Entreoyeron las moças los requiebros de la      5
vieja, y cada vna le dixo el nombre de las Pas-
cuas: ninguna la lamó vieja, que no fues-
se con su epitecto y adjetiuo de hechizera y
de barbuda, de antojadiza y de otros, que por
buen respecto se callan; pero lo que mas risa      10
causara a quien entonces las oyera, eran las ra-
zones de Guiomar la negra, que por ser portu-
guessa, y no muy ladina, era estraña la gracia
con que la vituperaua. En efeto, la conclusion
de la platica de los dos fue que el condecende-      15
ria con la voluntad della, quando ella primero
le entregasse a toda su voluntad a su señora.
Cuesta arriba se le hizo a la dueña ofrezer lo que
el musico pedia, pero a trueco de cumplir el
desseo, que ya se le auia apoderado del alma y      20
de los huessos y medulas del cuerpo, le prome-
tiera los impossibles que pudieran imaginarse.
Dexole, y salio a hablar a su señora; y como
vio su puerta rodeada de todas las criadas, les
dixo que se recogiessen a sus aposentos, que      25
otra noche auria lugar para gozar con menos
o con ningun sobresalto del musico, que ya
aquella noche el alboroto les auia aguado el
gusto. Bien entendieron todas que la vieja se

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NOVELAS EXEMPLARES
queria quedar sola; pero no pudieron dexar de
obedecerla, porque las mandaua a todas. Fue-
ronse las criadas, y ella acudio a la sala a per-
suadir a Leonora acudiesse a la voluntad de
Loaysa, con vna larga y tan concertada arenga,      5
que parecio que de muchos dias la tenia es-
tudiada. Encareciole su gentileza, su valor, su
donayre y sus muchas gracias. Pintole de
quanto mas gusto le serian los abraços del
amante moço que los del marido viejo, assegu-      10
randole el secreto y la duracion del deleyte, con
otras cosas semejantes a estas, que el demonio
le puso en la lengua, llenas de colores retoricos,
tan demonstratiuos y eficazes, que mouieran
no solo el coraçon tierno y poco aduertido de la      15
simple e incauta Leonora, sino el de vn endu-
recido marmol. ¡O dueñas, nacidas y vsadas en
el mundo para perdicion de mil recatadas y
buenas intenciones! ¡O luengas y repulgadas
tocas, escogidas para autorizar las salas y los      20
estrados de señoras principales, y quan al reues
de lo que deuiades vsays de vuestro casi ya
forçoso oficio!
En fin, tanto dixo la dueña, tanto persuadio
la dueña, que Leonora se rindio, Leonora se      25
engañó y Leonora se perdio, dando en tierra
con todas la preuenciones del discreto Carri-
zales, que dormia el sueño de la muerte de
su honra. Tomó Marialonso por la mano a su

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NOVELAS EXEMPLARES
señora y, casi por fuerça, preñados de lagrimas
los ojos, la lleuó donde Loaysa estaua y,
echandoles la bendicion con vna risa falsa de
demonio, cerrando tras si la puerta, los dexó
encerrados, y ella se puso a dormir en el es-      5
trado, o, por mejor dezir, a esperar su contento
de recudida. Pero como el desuelo de las pas-
sadas noches la venciesse, se quedó dormida
en el estrado.
Bueno fuera en esta sazon preguntar a Ca-      10
rrizales, a no saber que dormia, que adonde es-
tauan sus aduertidos recatos, sus rezelos, sus
aduertimientos, sus persuasiones, los altos mu-
ros de su casa, el no auer entrado en ella, ni
aun en sombra, alguien que tuuiesse nombre      15
de varon; el torno estrecho, las gruesas paredes,
las ventanas sin luz, el encerramiento notable,
la gran dote en que a Leonora auia dotado, los
regalos continuos que la hazia, el buen trata-
miento de sus criadas y esclauas, el no faltar vn      20
punto a todo aquello que el imaginaua que
auian menester, que podian dessear. Pero ya
queda dicho que no auia para que preguntar-
selo, porque dormia mas de aquello que fuera
menester. Y si el lo oyera y acaso respondiera,      25
no podia dar mejor respuesta que encoger los
ombros y enarcar las cejas, y dezir: "Todo aques-
so derribó por los fundamentos la astucia, a lo
que yo creo, de vn moço holgazan y vicioso, y

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NOVELAS EXEMPLARES
la malicia de vna falsa dueña, con la inaduer-
tencia de vna muchacha rogada y persuadida."
Libre Dios a cada vno de tales enemigos,
contra los quales no ay escudo de prudencia
que defienda, ni espada de recato que corte;      5
pero con todo esto, el valor de Leonora fue tal,
que en el tiempo que mas le conuenia, le mos-
tro contra las fuerças villanas de su astuto en-
gañador; pues no fueron bastantes a vencerla,
y el se cansó embalde y ella quedó vencedora      10
y entrambos dormidos.
Y en esto ordenó el cielo que, a pesar del
vnguento, Carrizales despertasse y, como tenia
de costumbre, tento la cama por todas partes,
y no hallando en ella a su querida esposa, saltó      15
de la cama despauorido y atonito, con mas lige-
reza y denuedo que sus muchos años prome-
tian; y quando en el aposento no halló a su es-
posa, y le vio abierto y que le faltaua la llaue
de entre los colchones, penso perder el juyzio.      20
Pero reportandose vn poco, salio al corre-
dor, y de alli, andando pie ante pie por no ser
sentido, llegó a la sala donde la dueña dormia
y, viendola sola sin Leonora, fue al aposento de
la dueña, y abriendo la puerta muy quedo, vio      25
lo que nunca quisiera auer visto; vio lo que die-
ra por bien empleado no tener ojos para verlo:
vio a Leonora en braços de Loaysa, durmiendo
tan a sueño suelto, como si en ellos obrara la
virtud del vnguento, y no en el zeloso anciano.      30
Sin pulsos quedó Carrizales con la amarga

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NOVELAS EXEMPLARES
vista de lo que miraua, la voz se le pegó a la
garganta, los braços se le cayeron de desma-
yo, y quedó hecho vna estatua de marmol frio;
y aunque la colera hizo su natural oficio, aui-
uandole los casi muertos espiritus, pudo tanto      5
el dolor, que no le dexó tomar aliento; y con
todo esso tomara la vengança que aquella gran-
de maldad requeria, si se hallara con armas para
poder tomarla; y assi determinó boluerse a su
aposento a tomar vna daga, y boluer a sacar las      10
manchas de su honra con sangre de sus dos
enemigos, y aun con toda aquella de toda la
gente de su casa. Con esta determinacion hon-
rosa y necessaria, boluio con el mismo silencio
y recato que auia venido a su estancia, donde      15
le apreto el coraçon tanto el dolor y la angus-
tia, que, sin ser poderoso a otra cosa, se dexó
caer desmayado sobre el lecho.
Llegose en esto el dia, y cogio a los nueuos
adulteros enlazados en la red de sus braços; des-      20
perto Marialonso, y quiso acudir por lo que a su
parecer le tocaua; pero viendo que era tarde,
quiso dexarlo para la venidera noche. Alboro-
tose Leonora viendo tan entrado el dia, y mal-
dixo su descuydo y el de la maldita dueña, y      25
las dos, con sobresaltados pasos, fueron donde
estaua su esposo, rogando entre dientes al cie-
lo que le hallassen todavia roncando, y quando
le vieron encima de la cama callando, cre-
yeron que todavia obraua la vntura, pues dor-      30
mia, y con gran regozijo se abraçaron la vna a

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NOVELAS EXEMPLARES
la otra. Llegose Leonora a su marido, y assien-
dole de vn braço, le boluio de vn lado a otro,
por ver si despertaua, sin ponerles en necessi-
dad de lauarle con vinagre, como dezian era
menester, para que en si boluiesse. Pero, con el      5
mouimiento, boluio Carrizales de su desmayo,
y dando vn profundo suspiro, con vna voz la-
mentable y desmayada dixo:
"¡Desdichado de mi, y a que tristes terminos
me ha traydo mi fortuna!"      10
No entendio bien Leonora lo que dixo su es-
poso, mas como le vio despierto y que hablaua,
admirada de ver que la virtud del vnguento
no duraua tanto como auian significado, se
llegó a el, y poniendo su rostro con el suyo,      15
teniendole estrechamente abraçado, le dixo:
"¿Que teneys, señor mio, que me parece que
os estays quexando?"
Oyo la voz de la dulce enemiga suya el des-
dichado viejo, y, abriendo los ojos desencasa-      20
damente, como atonito y embelesado, los
puso en ella, y con grande ahinco, sin mouer
pestaña, la estuuo mirando vna gran pieça, al
cabo de la qual le dixo:
"Hazedme plazer, señora, que luego luego      25
embieys a llamar a vuestros padres de mi par-
te, porque siento no se que en el coraçon, que
me da grandissima fatiga, y temo que breue-
mente me ha de quitar la vida, y querrialos ver
antes que me muriesse."      30

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NOVELAS EXEMPLARES
Sin duda creyo Leonora ser verdad lo que su
marido le dezia, pensando antes que la fortale-
za del vnguento, y no lo que auia visto, le te-
nia en aquel trance, y respondiendole que
haria lo que la mandaua, mandó al negro que      5
luego al punto fuesse a llamar a sus padres; y,
abraçandose con su esposo, le hazia las mayo-
res caricias que jamas le auia hecho, preguntan-
dole que era lo que sentia, con tan tiernas y
amorosas palabras, como si fuera la cosa del      10
mundo que mas amaua. El la miraua con el
embelesamiento que se ha dicho, siendole cada
palabra o caricia que le hazia, vna lançada que
le atrauesaua el alma.
Ya la dueña auia dicho a la gente de casa y      15
a Loaysa la enfermedad de su amo, encarecien-
doles que deuia de ser de momento, pues
se le auia oluidado de mandar cerrar las puer-
tas de la calle quando el negro salio a llamar a
los padres de su señora; de la qual embaxada      20
assimismo se admiraron, por no auer entrado
ninguno dellos en aquella casa despues que
casaron a su hija. En fin, todos andauan calla-
dos y suspensos, no dando en la verdad de la
causa de la indisposicion de su amo, el qual,      25
de rato en rato, tan profunda y dolorosamente
suspiraua, que con cada suspiro parecia arran-
carsele el alma. Lloraua Leonora por verle de
aquella suerte, y reiase el con vna risa de per-
sona que estaua fuera de si, considerando la      30
falsedad de sus lagrimas.

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NOVELAS EXEMPLARES
En esto llegaron los padres de Leonora, y
como hallaron la puerta de la calle y la del pa-
tio abiertas, y la casa sepultada en silencio y
sola, quedaron admirados y con no pequeño
sobresalto. Fueron al aposento de su yerno, y      5
hallaronle como se ha dicho, siempre clauados
los ojos en su esposa, a la qual tenia assida de
las manos, derramando los dos muchas lagri-
mas, ella con no mas ocasion de verlas derra-
mar a su esposo, el por ver quan fingidamente      10
ella las derramaua. Assi como sus padres en-
traron, habló Carrizales y dixo:
"Sientense aqui vuessas mercedes, y todos
los demas dexen desocupado este aposento, y
solo quede la señora Marialonso."      15
Hizieronlo assi, y quedando solos los cinco,
sin esperar que otro hablasse, con sossegada
voz, limpiandose los ojos, desta manera dixo
Carrizales:
"Bien seguro estoy, padres y señores mios,      20
que no sera menester traeros testigos para que
me creays vna verdad que quiero deziros. Bien
se os deue acordar--que no es possible se os
aya caydo de la memoria--con quanto amor,
con quan buenas entrañas haze oy vn año, vn      25
mes, cinco dias y nueue horas, que me entre-
gastes a vuestra querida hija por legitima mu-
ger mia. Tambien sabeys con quanta liberali-
dad la doté, pues fue tal la dote, que mas de
tres de su misma calidad se pudieran casar con      30
opinion de ricas. Assimismo se os deue acordar
la diligencia que puse en vestirla y adornarla

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NOVELAS EXEMPLARES
de todo aquello que ella se acerto a dessear y
yo alcancé a saber que le conuenia. Ni mas ni
menos aueys visto, señores, como, lleuado de
mi natural condicion y temeroso del mal de
que sin duda he de morir, y experimentado por      5
mi mucha edad en los estraños y varios acaes-
cimientos del mundo, quise guardar esta joya
que yo escogi y vosotros me distes con el
mayor recato que me fue possible: alcé las mu-
rallas desta casa, quité la vista a las ventanas      10
de la calle, doblé las cerraduras de las puertas,
pusele torno como a monasterio, desterre per-
petuamente della todo aquello que sombra o
nombre de varon tuuiesse; dile criadas y escla-
uas que la siruiessen, ni les negue a ellas ni a      15
ella quanto quisieron pedirme; hizela mi ygual,
comuniquele mis mas secretos pensamientos,
entreguela toda mi hazienda. Todas estas eran
obras para que, si bien lo considerara, yo vi-
uiera seguro de gozar sin sobresalto lo que tan-      20
to me auia costado, y ella procurara no darme
ocasion a que ningun genero de temor zeloso
entrara en mi pensamiento. Mas como no se
puede preuenir con diligencia humana el cas-
tigo que la voluntad diuina quiere dar a los que      25
en ella no ponen del todo en todo sus desseos
y esperanças, no es mucho que yo quede de-
fraudado en las mias, y que yo mismo aya sido
el fabricador del veneno que me va quitando
la vida. Pero porque veo la suspension en que      30

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NOVELAS EXEMPLARES
todos estays, colgados de las palabras de mi
boca, quiero concluyr los largos preambulos
desta platica, con deziros en vna palabra lo que
no es possible dezirse en millares dellas. Digo,
pues, señores, que todo lo que he dicho y hecho      5
ha parado en que esta madrugada hallé a esta,
nacida en el mundo para perdicion de mi sos-
siego y fin de mi vida--y esto señalando a su
esposa--en los braços de vn gallardo mance-
bo, que en la estancia desta pestifera dueña      10
aora esta encerrado."
Apenas acabó estas vltimas palabras Carri-
zales, quando a Leonora se le cubrio el cora-
çon, y en las mismas rodillas de su marido se
cayo desmayada. Perdio la color Marialonso,      15
y a las gargantas de los padres de Leonora se
les atraueso vn nudo que no les dexaua hablar
palabra. Pero prosiguiendo adelante Carriza-
les, dixo:
"La vengança que pienso tomar desta afrenta,      20
no es ni ha de ser de las que ordinariamente
suelen tomarse. Pues quiero que, assi como yo
fuy estremado en lo que hize, assi sea la ven-
gança que tomaré, tomandola de mi mismo,
como del mas culpado en este delito, que deuie-      25
ra considerar que mal podian estar ni com-
padecerse en vno los quinze años desta mu-
chacha con los casi ochenta mios. Yo fuy el
que, como el gusano de seda, me fabriqué la
casa donde muriesse, y a ti no te culpo, ¡o niña      30
mal aconsejada!--y diziendo esto se inclinó, y
besó el rostro de la desmayada Leonora--, no

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NOVELAS EXEMPLARES
te culpo, digo, porque persuasiones de viejas
taymadas, y requiebros de moços enamorados,
facilmente vencen y triunfan del poco ingenio
que los pocos años encierran. Mas porque todo
el mundo vea el valor de los quilates de la vo-      5
luntad y fe con que te quise, en este vltimo
tranze de mi vida quiero mostrarlo de modo
que quede en el mundo por exemplo, si no de
bondad, al menos de simplicidad jamas oyda
ni vista; y assi quiero que se trayga luego aqui      10
vn escriuano, para hazer de nueuo mi testa-
mento, en el qual mandaré doblar la dote a
Leonora, y le rogaré que, despues de mis dias,
que seran bien breues, disponga su voluntad,
pues lo podra hazer sin fuerça, a casarse con      15
aquel moço a quien nunca ofendieron las canas
deste lastimado viejo; y assi vera que, si viuien-
do, jamas sali vn punto de lo que pude pensar
ser su gusto, en la muerte hago lo mismo, y
quiero que le tenga con el que ella deue de      20
querer tanto. La demas hazienda mandaré a
otras obras pias; y a vosotros, señores mios,
dexaré con que podays viuir honradamente lo
que de la vida os queda. La venida del escriuano
sea luego, porque la passion que tengo me      25
aprieta de manera, que, a mas andar, me va
acortando los pasos de la vida."
Esto dicho, le sobreuino vn terrible desma-
yo, y se dexó caer tan junto de Leonora, que

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NOVELAS EXEMPLARES
se juntaron los rostros: estraño y triste espec-
taculo para los padres, que a su querida hija
y a su amado yerno mirauan. No quiso la mala
dueña esperar a las reprehensiones que penso
le darian los padres de su señora; y assi se      5
salio del aposento y fue a dezir a Loaysa
todo lo que passaua, aconsejandole que luego
al punto se fuesse de aquella casa, que ella
tendria cuydado de auisarle con el negro lo
que sucediesse, pues ya no auia puertas ni      10
llaues que lo impidiessen. Admirose Loaysa
con tales nueuas, y, tomando el consejo, boluio
a vestirse como pobre y fuesse a dar cuenta a
sus amigos del estraño y nunca visto sucesso
de sus amores.      15
En tanto, pues, que los dos estauan transpor-
tados, el padre de Leonora embio a llamar a
vn escriuano amigo suyo, el qual vino a tiempo
que ya auian buelto hija y yerno en su acuerdo.
Hizo Carrizales su testamento en la manera que      20
auia dicho, sin declarar el yerro de Leonora,
mas de que por buenos respectos le pedia y
rogaua se casasse, si acaso el muriesse, con
aquel mancebo que el la auia dicho en se-
creto. Quando esto oyo Leonora, se arrojó a los      25
pies de su marido y, saltandole el coraçon en
el pecho, le dixo:
"Viuid vos muchos años, mi señor y mi bien
todo; que puesto caso que no estays obligado
a creerme ninguna cosa de las que os dixere,      30

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NOVELAS EXEMPLARES
sabed que no os he ofendido sino con el pen-
samiento", y començando a disculparse y a
contar por estenso la verdad del caso, no pudo
mouer la lengua y boluio a desmayarse.
Abraçola assi, desmayada, el lastimado viejo;      5
abraçaronla sus padres; lloraron todos tan amar-
gamente, que obligaron y aun forçaron a que
en ellas les acompañasse el escriuano que hazia
el testamento, en el qual dexó de comer a to-
das las criadas de casa, horras las esclauas y el      10
negro, y a la falsa de Marialonso no le mandó
otra cosa que la paga de su salario; mas sea lo
que fuere, el dolor le apreto de manera, que al
seteno dia le lleuaron a la sepultura.
Quedó Leonora viuda, llorosa y rica; y quan-      15
do Loaysa esperaua que cumpliesse lo que ya
el sabia que su marido en su testamento dexaua
mandado, vio que dentro de vna semana se en-
tró monja en vno de los mas recogidos monas-
terios de la ciudad; el, despechado y casi co-      20
rrido, se passo a las Indias. Quedaron los padres
de Leonora tristissimos, aunque se consolaron
con lo que su yerno les auia dexado y mandado
por su testamento. Las criadas se consolaron
con lo mismo, y las esclauas y esclauo con la      25
libertad, y la maluada de la dueña, pobre y
defraudada de todos sus malos pensamientos;
y yo quedé con el desseo de llegar al fin deste
sucesso, exemplo y espejo de lo poco que ay
que fiar de llaues, tornos y paredes quando      30

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NOVELAS EXEMPLARES
queda la voluntad libre, y de lo menos que ay
que confiar de verdes y pocos años, si les andan
al oydo exortaciones destas dueñas de mongil
negro y tendido y tocas blancas y luengas. Solo
no se que fue la causa que Leonora no puso      5
mas ahinco en desculparse y dar a entender a
su zeloso marido quan limpia y sin ofensa auia
quedado en aquel sucesso; pero la turbacion le
ató la lengua, y la priessa que se dio a morir su
marido, no dio lugar a su disculpa.      10